viernes, 18 de mayo de 2018

Indonesia, Bali: Nusa Dua, Nusa Penida

Tras tres horitas de furgoneta desde Port Barton al aeropuerto de Princesa, cogería un avión a Manila y con una escala muy corta, otro vuelo me llevaría a la archiconocida isla de Bali en Indonesia.
Siendo Indonesia mi pais número 51, tengo que decir que solo me quedaría por pisar los microestados de Brunei y Timor del Este para completar todo el Sudeste asiático, pero es una estadística irrelevante e irreal dados los miles de lugares que estos paises pueden (y lo harán en un futuro) ofrecerme aún. 

Llegada pues a Denpasar, la capital de la isla con aeropuerto internacional. Única parte de todo el pais donde la religión budista predomina frente a la musulmana mayoritaría en el resto del gran archipiélago. Lo más cercano del aeropuerto es la ciudad de Kuta, donde llegué casi a media noche y pude reunirme con mis coleguitas de viaje, Laura a la cual conocí en Tailandia hacia 2 años y Carlos al cual ella también le conoció allí. Parece ser que Asia une, tomad nota.


No me hizo falta explorar nada del lugar dadas las malas recomendaciones de mis compis y a parte las malas referencias que tiene Kuta en internet. Es una especie de Pattaya en Tailandia, que para el que esté familiarizado con el tema, sabrá de que estoy hablando. Por tanto la estancia se limitó a descansar bien en el hostal y a disfrutar la mañana siguiente de su piscina y su desayuno.



Rumbo hacia el sur de la isla, llegando a una zona llamada Nusa Dua. Aunque Nusa significa isla en indonesio, no deja de ser una ciudad dentro de Bali, llena de resorts y playas espectaculares dignas de los mejores surferos. Las zonas más próximas al litoral obviamente eran caras y relativamente lujosas, pero nosotros encontramos un lugar a unos 15 o 20 minutos andando hacia el interior que merece una especial mención.

Sé que en muchas ocasiones he dicho que en el último hostal que estuve fue el mejor o de los mejores hasta la fecha. Pues bien, me reitero una vez más, con el "House of D16" regentado por unos colegas indonesios que lograron que volviera al hostal hasta en 3 ocasiones (ya iré contando más adelante) e hicieron que me sintiera como en casa, en familia y con una confianza dificil de superar.


Nada más llegar nos relajamos en la playa, dimos nuestra primera gran caminata por la zona e incluso Laura tuvo tiempo de caerse y casi matarse ;) Acabaríamos el dia en la piscina a ritmo de "Despacito", una buena partida de póker y un postre indonesio maravilloso de parte de Paulita, una simpática alemana que vivía en el hostal durante algunos meses. No puedo olvidar tampoco a Benoit, un francés que hablaba fluido la friolera cifra de 10 idiomas, menudo bestia!


Pasamos dos dias en Nusa Dua y nos recorrimos la costa viendo Geger, Waterblow y Samuh. Nos recomendaron ir a ver la danza Kecak en el templo de Uluwatu, una hora en coche hacia el oeste y eso hicimos, acompañados por Matt, un francés de piel curtidita por el sol.



 
El templo en cuestión se localiza en un acantilado de vistas increibles, sobre todo al atardecer y que alberga un pequeño anfiteatro donde realizan el baile del Kecak. Consiste en una puesta en escena de unos 80 hombres formando círculos concéntricos en torno a un lider y representan la batalla donde Januman ayudaba al príncipe balinés Rama a vencer al rey Ravana. Parece ser que tiene su origen en unos actos de exorcismo de tiempos pasados en la isla. Todo se amenizaba por los bailes sus cánticos repetitivos de "kechakechakecha", sus juegos pirotécnicos y acrobáticos y sobre todo el entorno idílico que proporciona la puesta de sol.


Dejaríamos atrás la isla de Bali para trasladarnos en barco a una isla más pequeña en su costa oriental, la paradisiaca y menos concurrida Nusa Penida. Es la más grande del conjunto isleño de Penida-Lembongan-Ceningan y pasamos allí tres dias motorizados por una scooter que alquilamos según atracamos en el puerto. Nos quedamos en un complejo hostelero en la costa norte llamado Full Moon Resort, que parecía lo más animado de la zona, ya que había música en directo cada noche. Atención al genio (y a su tatuaje) con el que tuve el placer de ver el partido de liga del Madrid a altas horas de la madrugada:


Primera parada más que obligatoria, fue el espectacular acantilado de Kelingking, muy famoso en Instagram y fondos de Windows. Sinceramente, las fotos dicen poco para la maravilla que es. Tendría que hacer mucha memoria para comparar otro paisaje natural a la altura de este (quizas alguno en Noruega e Islandia).

 



El dia siguiente intentamos negociar por un barco para dar una vuelta por la bahía de las mantas, pero no hubo suerte. Al menos conocimos un grupillo de gente con el mismo problema y decidimos dejarlo para el dia posterior. Entre tanto, visitamos, ya todos en panda motorizada, la playa de Tembeling, de dificil acceso, pero que mereció mucho la pena. Un lugar mágico con colores espectaculares y donde se encuentran también un par de piscinas naturales de agua dulce en las que aprovechamos el dia hasta que anocheció.



 
 
 



La esperada excursión para ver las mantas llegó el tercer dia pero con varios puntos en contra. El dia no estaba muy apacible, por lo que las olas fueron graciosas para una embarcación ridícula en mar abierto, una de las paradas planeadas no la pudimos hacer por motivos obvios de climatología y en la zona de las mantas lo que más abundaban eran medusas y no me refiero a unas pocas, sino a varios miles de ellas. Llegó un punto que yo estaba literalmente nadando en medusas en vez de agua y empezaban a picarme por todos los sitios. Pero aunque fuera por pocos segundos, objetivo conseguido: vi por primera vez mantas en estado salvaje.


Nos dio tiempo ese mismo dia incluso a visitar el escondido templo de Giri Putri, al que se entra por una estrecha abertura entre dos rocas y que alcanza una altura y profundidad enorme una vez en el interior. Fuimos purificados por un monje y bendecidos mediante un pequeño ritual y una pulsera que por supuesto aún no me he quitado.



Tiempo de despedir a Lea (una chica británica con la que pasamos aquellos dias), pero también de reenganchar a otras dos, Andressa y Macarena, que nos acompañarían al siguiente destino. ¿Cual? Atentos al próximo post!


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