sábado, 2 de julio de 2016

Marrakech

Marruecos fue el destino elegido para mi primera incursión en el viejo continente, con la excusa de viaje regalo a mi hermano, como ya va siendo habitual. La ciudad en concreto sería la que probablemente alberga el mayor número de visitas del pais, Marrakech.

Los heroes en la aventura esta vez seríamos mi hermano, mi primo, Ginés, Alvaro, Javi y un servidor. Un grupo algo variado para un viaje de 5 dias que dio para mucho.

Llegaríamos el viernes a altas horas de la noche, lo cual nos dejo tiempo para encontrar el hostal, tras una carrera en taxi de dudosa legalidad en el que nos metimos 6 personas más el conductor. Unos cocktails en la azotea del hostal, disfrutar de los primeras llamadas al rezo a todo volumen y a la cama a descansar.


Dos cosas a recalcar antes de empezar el relato del viaje. La publicidad desinteresada que le tengo que brindar a ese pedazo de hostal y a su dueño Hocain, Purple Camel Hostel, recomendado 200% en cualquier posible visita que tengais en mente a la ciudad marroquí. Y como segundo detalle, el periodo de ramadán que estaba en pleno auge durante nuestra estancia.


Tras el merecido descanso nocturno, el dia siguiente lo pasamos recorriendo las calles de la ciudad, paseando por el zoco y sobre todo esquivando  y resistiendo las continuas ofertas e intentos de venta a los que los marroquis tienen sometidos a todos los turistas. Como dato histórico curioso, la Giralda de Sevilla fue una copia exacta de la mezquita original que lidera Marrakech. Por otra parte, una pena que nigún no musulmán pueda entrar en las mezquitas del pais, lo que hace aún mas hermética sus costumbres con respecto a occidente.


Hubo tiempo para disfrutar de un masaje autóctono en los baños árabes llamados Hamman, algo más suaves que aquellos que mi cuerpo sufrió en Estambul varios años atrás.


Por la noche acabamos en un bar de sishas y otro pequeño cocktail en la azotea del hostal.

El dia siguiente decidimos que había que hacer una excursión por los alrededores y nos decantamos por las cascadas de Ouzoud. Visita acertada pudiendo contemplar una espectacular vista desde arriba, abajo e incluso dentro de ella. En la misma furgoneta, coincidiriamos con dos chicas holandesas que más tarde se unirian a nosotros el resto de los dias.


 


Esa noche si que lo dariamos todo en un local llamado Salame a ritmo de sisha y mohito y presididos por Hocain, el dueño del hostal, que nos mostró como celebrar de un modo perfecto las noches de ramadán. Otro dato desconocido para mi hasta entonces era la existencia de la etnia beber, que proceden de los antiguos nómadas del norte de África y a la cual pertenecía nuestro ya más que querido anfitrión. Investigando a posteriori, puedo decir que los aborígenes de las islas Canarias eran también de esta etnia. Aqui nos teneis posando con su particular bandera:


El lunes por la mañana, Javi nos abandonaría para regresar a Londres y nosotros pusimos rumbo a la ciudad costera de Essaouira. Pateamos sus calles, nos comimos unos buenos falafel y estuvimos en la playa, aunque su disfrute no es del todo pleno, dado el constante viento que caracteriza a la ciudad.

 

En el trayecto entre Marrakech y Essaouira, me quedo con una de las imágenes más impactantes del viaje: cabras subidas a árboles!!


Al llegar por la tarde de vuelta al hostal, Hocain nos sorprendia con una cena gratuita y abundante de especialidades berberes, a la que atendieron nuestras amigas holandesas y a posteriori se uniría más gente del hostal de diversos paises. Tal fue nuestro entusiasmo, que hicimos piña y acabamos yendo todos de fiesta a un karaoke marroqui en una azotea algo alejado del centro, una vez más, liderado por Hocain.


El dia siguiente consistiría en volver a ver las calles de la ciudad, visitar en jardín botánico de Yves Saint Lauren y despedirnos de un sitio mágico. Como ya viene siendo habitual, la GoPro hace un trabajo magnifico en resumir los viajes en algo más de 1 minuto:

Y en pocos dias, el viaje del verano y probablemente del año, los Balcanes me esperan...