viernes, 14 de enero de 2022

Cyprus II: Paphos, Poli, Akamas National Park

El viaje por la isla chipriota continuaría por la zona de Paphos, muy conocida por su turismo de playa, su aeropuerto internacional y su buena localización para hacer de campamento base para excursiones de un dia. La ciudad es una especie de resort gigante lleno de hoteles y restaurantes sin nada que recalcar. Nosotros nos quedamos en un apartamento estudiantil por cuatro duros y nos tomamos unas cervezas mientras planeábamos el resto del viaje.

El dia siguiente fue bastante productivo turísticamente hablando. Fuimos a visitar el complejo arqueológico de la Tumba de los Reyes, donde puedes pasar  horas viendo una necrópolis excavada en la roca tipo Petra, Jordania (no tan impresionante, ni conservado).


Tras ello, fuimos a darnos un baño en la costa donde se encuentran los famosos Huevos de Afrodita, dos rocas de gran tamaño que dan un encanto especial a este paraje. Según la mitología griega, estas rocas son los testículos de Urano a quien le fueron cortados y más tarde, surgiría de las propias aguas la bella Afrodita (Venus en la mitología romana). Nadar alrededor de estas rocas proporcionaría eterna belleza o al menos suerte en el amor, y he de decir, que ninguno de los dos lo hicimos.

Después de comer, fuimos algo más al norte a visitar unos acantilados con cuevas llamados redundantemente Sea Caves y descubrimos lo que para mi fue la joya de la corona del viaje, un buque enorme abandonado y encallado a escasos metros de la costa conocido como Edro III. Las fotos están chulas pero no son capaces de describir lo monstruoso y gigantesco que era. Juanfran fue mucho más valiente que yo, e incluso se coló dentro de dicha estructura oxidada para ver sus entrañas.



Acabamos durmiendo en un pueblo del noroeste llamado Poli Crysochous, pasando por una carretera con un curioso atractivo turístico en la cual un efecto óptico engaña al cerebro y te hace creer que el coche sube la carretera en punto muerto, cuando en realidad la está bajando. El pueblo en cuestión se encuentra a las puertas del Parque Natural de Akamas, muy conocido por sus rutas de trekkings, el cual exploraríamos el dia posterior. Nos dimos un señor homenaje en una taberna llamada Moustakallis bajo la recomendación de nuestro host del hotel que hizo que pidieramos un tal "Full Meze" consistente en unos 10 entrantes y 3 fuentes de carne y ensalada. Dos mesas juntas solo para poner los platos en ellas, no digo mas.

Todo no podían ser playas, ruinas o alcohol, asi que nos dispusimos a recorrer la península de Akamas con una ruta, la cual ampliamos hasta hacernos nuestras 5 horas caminando. A destacar aquí, los baños de Afrodita (que son simplemente una pequeñisima cascada en un pinar), las costas salvajes con agua cristalina, el view point más alto donde se aprecia toda la península en sí y un roble milenario en medio del camino.



Volveriamos a Paphos una noche más, donde coincidimos con unas francesas que habíamos visto por Aiya Napa y con las que nos tomamos unos Mohitos. El dia siguiente lo pasamos en la playa con ellas volviendo a las Sea Caves y volviendo a tomar un "Full Meze", esta vez de marisco. La última excursión consistió en un pequeño trekking atravesando una garganta situada entre la ciudad y el Parque Natural. Una mañana muy divertida por el desfiladero de Avakas Gorge:




Mi vuelo de regreso a Budapest, fue modificado por la aerolinea un dia antesde lo previsto, y Juanfran y yo, nos despediriamos en la propia isla. Ya en la capital húngara, pasaría una tarde entera por enésima vez en los baños de Szechenyi y visité un bunker que sirvió de hospital durante decadas de conflicto bélico en la parte de Buda. Es lo que tiene una ciudad con tantas posibilidades, que por más que vaya, siempre hay cosas que visitar.

Invitado a café por una madre e hija israelis la mar de simpáticas:

Tarde de pizza con Daphne y Fani de nuevo:

Y vuelta a España con vistas al próximo viaje, que sería al empezar este nuevo año 2022 y que comentaré, por supuesto, en el siguiente post.

jueves, 13 de enero de 2022

Cyprus I: Nikosia, Aiya Napa, Famagusta, , Limasol

La isla de Chipre llevaba en mi cabeza desde hace varios años y por fin se materializaba su visita en compañia de Juanfran. Tras el finde con la chicas en Atenas, volamos hacia la ciudad de Larnaca en el sudeste del pais mediterráneo y alquilamos un coche para poder hacer una ruta variopinta por la mencionada isla.

Antes de nada, es obligatorio poner en contexto la situación de este curioso territotio. La isla de Chipre es un pais de la Unión Europea situado en la parte más al este del mediterraneo a escasos kilómetros de la costa libano-siria. Sin embargo la isla se divide en dos partes: los dos tercios meridionales controlados por los greco-chipriotas ortodoxos reconocidos por la UE, y el tercio restante del norte de la isla que fue invadido por Turquia en 1974, autoproclamando la República Turca del Norte de Chipre de mayoría musulmana (pais o territorio solo reconocido por la propia Turquia).

Nuestra primera parada sería la capital del pais, Nikosia, que al igual que en otros conflictos bélicos, ha quedado dividida en dos por los territorios explicados anteriormente. El coche de alquiler solo tenía permitida la circulación (por temas de aseguradora) en la parte griega, motivo por el cual nuestro alojamiento estaría en esta zona. Poco que reseñar de la capital en su parte griega, una ciudad cosmopolita de grandes edificios financieros y comercios. La parte del casco antiguo conserva una muralla en forma estrellada donde en su mitad aparece la llamada "linea verde" o "linea atila" que hace como puesto fronterizo controlado por la ONU y las fuerzas de seguridad de ambos territorios. Para los extranjeros y turistas, esta frontera es tan sencilla de cruzar como presentar tu pasaporte (y a dia de hoy, certificado de vacunación Covid), pero para los habitantes de la isla no está permitido dicho cruce.

Nosotros cruzamos a pie hasta en un par de ocasiones a la parte turca de ciudad, comprobando la originalidad del lugar, sus precios muchos más bajos con respecto a la parte griega (a destacar aqui, que se paga con liras turcas) y sus infraestructuras en desarrollo. Paseamos toda la tarde por los laberintos de calles, visitamos varias mezquitas y nos hinchamos a café chipriota y alguna cerveza que otra.



Gracias a una recomendación de una camarera local, encontramos un sitio más que interesante el cual visitar al dia siguiente. Nos desplazamos a la zona este de la isla hasta un pueblo llamado Deryneia, el cual hacía frontera también con la parte musulmana, donde nos comentaron que había zonas abandonadas curiosas de visitar debido a la guerra. Para cruzar esta frontera, una vez más a pie, fue necesario hacernos un test rápido de antígenos según nos indicó la policía en nuestro primer intento infructuoso. 

Con nuestros test negativos y nuestras ganas de aventura, decidimos hacer autostop hasta la ciudad más cercana. Misión que se cumplió en escasos cinco minutos, cuando nos recogieron una madre con sus dos hijas, la mar de simpáticas y que nos hicieron incluso de guia rápida para saber que visitar en el lugar. Nos encontrábamos por tanto en la ciudad de Famagusta o también conocida como Gazimagusa. Lo primero que recorrimos fue uno de los puntos fuertes de todo el viaje en mi humilde opinión, la Ghost Town, situada entre la ciudad y la frontera pegada a la costa y que fue abandonada en los años 70 por el conflicto. Una visita que hicimos en unas bicicletas alquiladas y que puede durar infinidad de horas, dadas todas las edificaciones en situación de semi ruina que se encuentran en el lugar y que para dos amantes de lo abandonado fue todo una pasada.







Tras comer y y visitar las ruinas de las grandes iglesias que hace décadas poseía la ciudad, disfrutamos de más café en las afueras de la ciudad e incluso de un corte de pelo esteticamente dudoso por un barbero local.


Nuestra vuelta a la zona griega fue algo más lenta de lo previsto, ya que por la noche el autostop no fue posible y tuvimos que caminar cerca de hora y media de vuelta a la frontera. A decir verdad, tampoco nos dio la gana coger un taxi y nos pareció más "idóneo" pasear por una zona militarizada por la ONU a oscuras.

Aún así, llegariamos de nuevo a Deryneia para recuperar nuestro vehículo y seguir la marcha hasta la ciudad turística de Aiya Napa donde pasaríamos la noche. Nada que añadir de este lugar, un Benidorm al uso lleno de alemanes e ingleses bastante ebrios. Por la mañana si que visitamos los acantilados del Cabo Greco, que estaban bien pero sin ser ninguna locura paisajística.

El viaje continuaría el dia siguiente hacia Limasol, donde disfrutamos de un buen chevapi (el auténtico quebab) y veriamos un castillo poco interesante que albergaba la ciudad.

De camino a Paphos, visitamos las ruinas de Kourion, con su buen conservado anfiteatro y una puesta de sol impresionante. Valoramos si quedarnos a dormir en el coche en esa misma playa, cosa que se desvelará en el siguiente post.