martes, 23 de febrero de 2016

Singapore

Tras dos meses en paises donde la pobreza está presente en muchos de sus lugares, volvería a la máxima expresión del capitalismo, aterrizando en el minúsculo pais de Singapur, que posee la densidad de población más alta del planeta (por detrás del micro estado de Mónaco).


Afortunadamente por mediacción de Daniel, me habían ofrecido alojamiento gratis en casa de un amigo suyo, que aún así fue toda una odisea dar con él. Había tenido un breve contacto via facebook y me dio su teléfono y una hora y punto de encuentro. Al llegar a la parada establecida, cual fue mi sorpresa al comprobar que el teléfono era erróneo y la bateria de mi móvil estaba a punto de agotarse. Nunca pensé que diría esto, pero me salvaron unos testigos de Jehová, ofreciendóme bateria pórtatil, wifi y demás tecnologías que hicieron finalmente encontrarme con Rui.


Un 10 para la comunidad portuguesa otra vez. Estoy acostumbrado ya (gracias a mis dos años viviendo con ellos) a su natural y hospitalaria forma de recibir a un amigo, o en su defecto a un amigo de un amigo, como era mi caso. Me dieron las llaves de otro piso, el abono transportes para la ciudad me pagaron la cena y me dijeron Welcome to Singapore.


Tras el merecido descanso nocturno, el siguiente dia lo pasé pateando la ciudad durante más de 11 horas, comprobando la limpieza de las calles, los costes elevados de vida, la educación máxima de la gente y por fin, después de más de dos meses, la gente hablaba buen inglés. Visite Little India y alguno de sus templos, China Town y sus aficionados a los juegos de ajedrez y damas, paseé por la zona de Buggy y terminé dibujando el gran Marina Bay en mi cuaderno.


El tercer y último dia vería el jardín botánico y gastaría mis últimos dolares en el McDonalds de turno. Lo siguiente sería volver a volar, esta vez al inexplorado e increible pais de Birmania, pero dejémoslo para el siguiente post. Mientras tanto, os adelanto el video del a segunda parte del viaje, donde ya vereis los paisajes birmanos.

domingo, 14 de febrero de 2016

Vietnam: Cat Ba, Hanoi, Ho Chi Minh

Después del cansado viaje nocturno en el pasillo de aquel autobús, llegaríamos a la ciudad costera de Hai Phong, donde cogeríamos directamente el ferry más tempranero para llegar a la isla de Cat Ba. Aviso navegantes: El archipiélago de Ha Long Bay está compuesto por cientos de islas y el recorrido es muy conocido desde la población de Ha Long. Pues bien, Ha Long, se ha convertido en un resort turístico donde los precios y el ambiente ya no se asemeja a la realidad vietnamita de acuerdo con los consejos previos de viajeros o búsquedas por internet. Por esa razón, decidimos ir a la isla de Cat Ba, que aún siendo turística, está mucho menos masificada y con la ventaja de estar residiendo en el propio archipiélago.


Lo primero que hice al llegar a la isla, fue llamar a Valeria. Esta vez sin encuentro fortuito, ambos sabiamos que coincidíamos en fechas y lugar, pasando los siguientes tres dias juntos de nuevo. Por otro lado, Daniel y Martina, se encargaron de encontrar un hotel con vistas a la bahia y alquilar unas motocicletas a un tal Mr. Mao, con las cuales nos recorrimos parte de la isla, visitando un hospital antiguo construido en las rocas y un par de miradores en las colinas del parque natural.



Pisamos y disfrutamos de la playa tras más de un mes sin ver el mar (desde Koh Phangan) y contemplé, una vez más, un atardecer brutal.


Una siesta más que merecida, planeada para una hora, nos truncó la tarde convirtiéndose en 6 horas. Daniel y yo nos despertamos a media noche, fuimos a ver El Clásico a un bar (si si, el 0-4 en el Bernabeu) y tras un mohito y dos goles nos retiramos a seguir descansando.

El siguiente dia conseguimos que un pescador nos diera una vuelta de 6 horas por todo Ha Long Bay, donde vimos la majestuosidad de las islas, divirtiéndonos con los locales en los pueblos flotantes, saltando en las oscuras aguas e incluso intentando pescar algo (digo intentar, porque Martina y Daniel lo consiguieron, al contrario que yo).

 
 
 
 

Por la noche, a parte de un masaje espontáneo e increible de cabeza, bebimos incontables mohitos con Valeria y un grupo ingles-americo-canado-sudafricano. Convencí incluso a dos de ellos para que continuaran su viaje al norte e hicieran la ruta en moto de Ha Giang (a posteriori, de hecho, me lo han agradecido varias veces)



El dia siguiente, Daniel y Martina se irian hacia Hanoi pronto por la mañana. Yo decidí quedarme a disfrutar algo más de la playa con Valeria y el resto.

No obstante, por la tarde cogería un autobús, un ferry y dos autobuses más con destino Hanoi en compañia del chico canadiense y la chica sudafricana. Me despedia asi, de Valeria, con la que he tenido la oportunidad de viajar durante más de 1 mes, gracias. Y me reuniría de nuevo con Daniel y Martina en la capital vietnamita, donde solo hubo tiempo de cenar y pasear un poco por la concurrida y estresante ciudad. 

Dormimos en un apartahotel a pocos metros del aeropuerto, dado que al dia siguiente volaríamos pronto: Daniel y Martina hacia Da Lat, y yo hacia Ho Chi Minh, la ciudad algo más capitalista del sur del pais.

La llegada a Ho Chi Minh fue rápida y sin complicaciones, conociendo también a una pareja muy simpática española-finlandesa con la que me reuniría esa misma noche. Katy, la chica húngara parte de la Big Family, con la que llevaba en contacto varios dias, se encontraba también allí, tras haberse recorrido de norte a sur el pais en moto, e hizo lo propio, reservándome una cama en el hostal en que se encontraba. Comimos juntos y acabamos en la Bitexco Financial Tower tomando cerveza en el café del piso 52. Nos ofrecieron incluso una degustación de cocktail para dar nuestra opinión y sin pagar un duro. Esperamos a que vinieran Vanessa y Patrick, asistiendo en paralelo a un pequeño concierto en dicho bar y cenamos por las calles de Ho Chi Minh acompañándolo de más cerveza.


El dia siguiente expiraba mi permiso en el pais, por lo que era hora de abandonarlo, no si ello visitar por la mañana el Museo de la Guerra del Vietnam, la Catedral de Notre Damm y despedirme de nuevo de Katy. Tuve el honor de asistir a una clase universitaria de dibujo al aire libre y participe en ella, plasmando mi visión de la catedral en mi cuaderno de notas.

Orgulloso también de como sobrevivir con 11 dólares estos últimos 3 dias (para no tener que cambiar o sacar más dongs) y en el siguiente post os contaré como sobrevivir con 60 dólares un par de dias en Singapur.

viernes, 12 de febrero de 2016

Vietnam: Ha Giang loop

La estación de tren (donde llegarían Daniel y Martina desde Hanoi) y la estación de bus (de la cual deberíamos salir destino Ha Giang) distan de unos 300 metros. Una de las 2 minivanes diarias a Ha Giang parte de aquella estación a las 6:30, tan solo 7 minutos después del horario previsto por la pareja. El caso es que tuve que apañármelas para retener la minivan dado el pequeño retraso que sufrieron de tren. Con un moto taxi, pudimos finalmente coger la minivan en medio del camino y llegar al pequeño pueblo del norte en 5 horas y media.

Nuestro objetivo era dar una vuelta de unos 350 kilómetros por los pueblos del Área Natural de Ha Giang, patrimonio de la Unesco y no muy conocidos por extranjeros. Encontramos un sitio fantástico de alquiler de motos y donde incluso dormimos esa noche, regentado por un jóven vietnamita con un parco inglés (aún así el mejor que nos encontraríamos a lo largo de la semana). Allí bautizaría mi nuevo medio de transporte con el nombre de Kotlarskova y recorrería la parte, sin duda, menos conocida y más original y espectacular del pais. Este sería el recorrido de los próximos 5 dias:


En estas preciosidades:


La carretera es bastante sencilla para motoristas inexpertos, aunque se debe ir atento a las inumerables curvas durante todo el recorrido y sobre todo usar el claxon como medio auditivo preventivo. El primer dia nos encontramos dos chicos de Pamplona haciendo el mismo loop e incluso una americana que habia conocido hace ya más de 1 mes en Pai. La noche la pasamos en la aldea de Yén Minh, donde tuvimos que usar el google translator para comunicarnos con los locales y encontrar una familia que nos acogiera en su casa. Estabamos aproximandonos así al punto más al norte de tod Vietnam, donde curiosamente los locales peregrinan durante todo año para hacer ofrendas en un templo.



El segundo dia nos topamos con un pequeño festival de tribus indígenas de las montañas, al que fuimos amablemente invitados. Pasamos por un pequeño palacio y llegaríamos al pueblo de Dong Van, donde encontraríamos una casa rural muy bonita donde pasar la noche. El encanto de la casa, fue mermado por un grupo de adolescentes vietnamitas que se alojaron en el piso de arriba y se dedicaron a beber y chillar durante toda la noche, evitando nuestro descanso para el viaje del dia siguiente. Nos compramos el típico sombrero de paja de los campesinos, el cual llevé por todos los sitios un mes más :)





Por la mañana decidimos, esta vez, recorrer tan sólo 25 km, por la falta de sueño y llegar a la población de Meo Vac, donde pasamos gran parte del dia contemplando el paisaje y bebiendo cerveza a la caida del sol.

 
 
 


El cuarto dia sería hora de volver sobre nuestros pasos, pero en esta ocasión parando a dormir en la poblacion de Quan Ba, donde cenamos en un restaurante el cual habíamos parado ya previamente en nuestra ida y donde me crucé a Bryce (el canadiense de Chiang Mai) viajando también en moto. Aproveché para que me dieran un corte de pelo tipo Kim Jong-un y bebimos ron y cerveza con dos locales que intentaron, sin éxito, emborracharnos.



El último dia de trayecto con Kotlarskova fue bastante corto llegando al punto de partida, Ha Giang. Devolvimos la moto al amable vietnamita y pasamos todo el dia con él y con su novia, quienes nos invitaron a comer y a ver un pequeño lago de tres niveles. Tengo que decir que la gente no es especialmente amable en el norte de Vietnam (las raices comunistas chinas les influyen), pero este chico fue la excepción contraria, siendo lo más acogedor posible. Como recompensa, a parte de Bryce, le mandé otros dos clientes que encontraría en Cat Ba más adelante.


Hubo un pequeño mal entendido, dada la dificultad en la comunicación con el inglés y nos quedamos sin asiento en el autobús nocturno que nos llevaría a Haiphong ese mismo dia. La consecuencia fue tener que pasar unas 12 horas tirados en el pasillo del bus con al menos 20 personas más del aforo legal o permitido (al menos en Europa) confirmando una vez más el horrible estado de las carreteras y de los medios de transporte en Vietnam, cosa a la que ya empezaba a estar acostumbrado.

Os dejo con un video que hizo Daniel sobre aquellos dias. No os perdais el siguiente post, que aún queda mucho por contar y recorrer....