domingo, 19 de marzo de 2017

Nepal: Kathmandu, Patan, Bangthali

Ya he comentado alguna vez que la hospitalidad jordana e incluso la serbia me había sorprendido gratamente mucho, pero la bienvenida de Nepal lo ha superado todo, experiencia que contaré en las siguientes lineas y posts. Y si, también sé que el titulo del blog se empieza a quedar muy muy corto con su connotación europea.

Qatar Airways sería el encargado una vez más de llevarme a Asia con escala en su lujoso micropais y con destino final Kathmandú. La idea de visitar Nepal fue promovida por un encuentro que tuve con el creador y organizador de la ONG Sainz de Baranda. La asociación tiene como objetivo principal construir una escuela que eduque a una centena de niños en un pueblo llamado Bangthali. Desde 2010 llevaban colaborando y llevando a cabo el proyecto cuando en abril de 2015, como todo el mundo sabe, un gran seísmo azotó a casi todo el pais, dejando miles de muertos y destruyendo casas e infraestructuras, incluyendo pues la citada escuela. Asi que ahora, lejos de una rendición o resignación, el fundador de la ONG, quiere construirla de nuevo con mayores medios y colaborar así al desarrollo de la pequeña comarca.

Me dieron así el contacto local nepalí encargado de toda la logística y la planificación del proyecto, el carismático Bijay. La llegada al pais (después de un muy simple visado en el aeropuerto según aterrizas) no pudo ser más cómoda con la presencia allí del citado personaje que me esperaba en un taxi para poder alojarme en su casa.

Después de dejar el equipaje en su casa y con la mayor brevedad posible nos encaminamos al centro de Kathmandú, al barrio de Thamel (donde todo el turismo backpacker se suele alojar) donde me encontraría con Camilla y Rafa, con los que tuve el placer de pasar varios dias en la isla de Koh Rong de Camboya un mes y medio atrás. Bebimos algo de Tongba (una cerveza a base de fermentar mijo) y degustamos mis primeros Momos y demás comida picante. Rafa por su parte empezaba en otra ONG al dia siguiente temprano por lo que nos dejó pronto y Camilla y yo nos fuimos a casa de Bijay, donde varios de sus amigos nos ofrecieron cena y charlas antes de dormir.

Al dia siguiente, Rupesh, uno de los amigos de Bijay, sería el encargado de guiarnos por la ciudad antigua (y ahora desgraciadamente mucha parte en ruinas) de Patán, que se encuentra a pocos kilómetros al sur de la capital. Nos acompañó también un chico belga, Gael, que se alojó en el mismo hostal previamente con Camilla y Rafa. Vimos varios templos y decidimos ver la plaza central desde la terraza de una cafetería y así también probar el famoso Lassi, que es un yogurth líquido de varios sabores.

 
 

A destacar la contaminación y la polvareda dada las reconstrucciones por el terremoto, que hacen muy complicado respirar de forma normal. Ni siquiera en Bangkok o Ho Chi Minh City había llegado al punto de tener que ponerme la mascarilla al salir a la calle. Aqui, en Kathmandú, se hacia casi como acto reflejo.


El dia siguiente llegaría la hora de poner rumbo al pueblo de Bangthali, y para ello hubo que alquilar un jeep privado que nos llevaría por unos caminos empedrados y serpenteantes durante casi 6 horas para la ridícula distancia de 80 kilómetros. Un conductor nos llevaría a Bijay, a su sobrino Paru y a un servidor al valle situado a 2300 metros del nivel del mar y donde empecé a vivir la experiencia prehistórica de los habitantes de Bangthali.


Gente sin recursos económicos, eléctricos o de una sanidad básica, que viven de sus propios cultivos y ganado y son aparentemente felices con su pobreza material. A mi me dejaron la mejor casa del poblado, donde tenían un generador fotovoltáico que daba luz e incluso un par de camas donde descansar.



Las facilidades de agua potable son nulas, aunque su sistema inmunológico les permite asimilar la que les llega de las montañas. Las duchas obviamente no existen, si acaso un caño donde refrescarte la cara, lavar algo de ropa y donde beben los propios animales.


Los habitantes del pueblo hablan dialectos y otras lenguas distintas al nepalí, las cuales eran traducidas al inglés por Bijay para poder enterarme de algo. La escolarización infantil no existe (aún) y el motor del pueblo son chavales de apenas 20 años. Sus cuerpos están tan curtidos del trabajo agrícola y de las escasas condiciones higiénicas, que a partir de los 40 empiezan a ser ancianos.

 

Mi pequeña aportación fue llevar material escolar para la futura escuela, algo de ropa y algún juego colectivo en un maletón enorme que también sirvió como armario improvisado en una de las casas. Pasé mucho tiempo enseñando a los más pequeños a jugar a los bolos y al fútbol y nos reimos mucho aun sin comunicación. Es lo que llamo yo "la vida desde otra perspectiva". Me ofrecieron inumerables tazas de té (con leche resca directamente del búfalo), dal bat (comida típica de gente sin recursos que consiste en una mezcla de arroz, espinacas hervidas y lentejas) e incluso mataron un pollo para cocinarlo como evento especial por mi visita. A destacar la forma de cocinar, que se hace al fuego directamente dentro de la propia casa dejando un humo de dificil compatibilidad con mis ojos y su forma de comer, que basicamente se realiza con las manos por falta de utensilios y costumbre a ellos.

 
 

 


Experiencia inolvidable de 3 dias en un poblado al que estoy seguro que volveré para ver las mejoras  y los avances que la escuela supondrá. Es muy raro en mí tener claro repetir un sitio de viaje, pero Nepal realmente lo merece.

A la vuelta a la capital me dio incluso tiempo a visitar el templo de los monos, al que me acompañó Paru. Está en lo alto de una colina, dejando a la vista todo el valle de Kathmandú y con unos atardeceres asombrosos. Este templo también sufrió la ira del terremoto, por lo que esta siendo parcialmente reconstruido en estos momentos.

 
 


Tras la experiencia de la capital y los habitantes de Bagthali, habría que empezar a conocer un poco más el pais, por lo que decidí seguir hasta la ciudad de Pokhara, y que habrá que esperar para contarlo en mi próximo post.

NAMASTE!!!!!

martes, 7 de marzo de 2017

London

Mi idea original del viaje asiático era de estar unos 3 meses, pero decidí volver a casa por Navidad y descansar tras mes y medio. Suena a chiste, pero si, desde mi punto de vista a veces hay que cogerse vacaciones de las vacaciones :)
Mi nuevo objetivo se fijaba en Nepal, pero tuve tiempo incluso de estar una semanita por Londres, una ciudad que, aunque no sea de mis favoritas, nunca deja de sorprenderte.

 
Basicamente estuve visitando a mi amigo Xavi, a Maria y a Camilla. Cenas y cervezas por el barrio de Hackney y dia de compras por Camden Town.

Único lugar que no había visitado en mis incursiones inglesas anteriores fue el pueblo cercano de Greenwich, por donde pasa el famoso meridiano que rige las zonas horarias mundiales. Y esta vez si, hubo que verlo.


Y a partir de este post, muy atentos, porque empiezan mis relatos del super viaje a Nepal!Que barbaridad de pais, madre mia.... :)

Y ya que ha sido corto y soso el post....rellenamos con un  Forza Lega!!


viernes, 3 de marzo de 2017

Cambodia: Phnom Pehn

Me va pillando el toro y se me solapan los viajes. Ritmo que la publicación de los posts está claro que no puede soportar y por eso voy con meses de retraso. Asi que habrá que trasladarse a unos dias antes de las navidades pasadas en mi última etapa del viaje del sudeste asiático cuando me encontraba en la majestuosa Camboya.

Después de pasar unos dias en Kampot y luego en la isla de Koh Rong, ue momento de visitar la capital, Phnom Pehn. Para eso, un ferry me llevó desde la isla hasta tierra irme a la localidad de Sihanouk Ville, donde mucha gente se queda varios dias ya que tiene bastantes facilidades y unas playas recomendables. Yo no paré y cogí una minivan que en 6 horas me dejaría en mi destino. Llegué sobre media noche, cuando todo está cerrado y sin mucha vida (una de las cosas más sorprendentes, dado que esperas algo de movimiento al ser la capital de un pais). Me alojé en un hostal céntrico y el dia siguiente lo dediqué a patearme la ciudad. Mis impresiones fueron que es una ciudad muy muy sucia (como casi todas las ciudades asiáticas) pero no tan caótica como Bangkok o Ho Chi Minh. Visité el Wat Phnom, uno de los templos más grandes de la metropoli y a la llegada de la chica inglesa que conocí en Koh Rong nos tomamos un par de mohitos en un ático de la ciudad.


En mi tercer día allí, sería hora de ver los famosos Killing Fields y la prisión. Para poneros en contexto, el gobierno genocida de Pol Pot entre 1975 y 1979, en su delirio de crear una sociedad comunista maoísta, dejó morir, ejecutó o hizo desaparecer al 40% de la población de Camboya, es decir, a unos 3 millones de personas. En proporción es una cifra que a tal velocidad, supera tristemente el genocidio de Hitler y solo comparable con el ocurrido en Ruanda. Los llamados Jemeres Rojos (el ejército comunista de Pol Pot) asesinaron continuamente a gente por el mero hecho de parecer listos, llevar gafas, saber leer, hablar otro idioma, ser extranjero, personas de la ciudad, gente con las manos suaves y muchos bebes. Su idea enfermiza anhelaba una sociedad controlada por las areas rurales y que se sustentara con su propia recolecta y obviamente controlado por un régimen totalitario y horrible.



Estuve en los campos de exterminio, donde una audio-guia te va contando las atrocidades que allí se cometían. Tras 35 años, aún siguen apareciendo huesos y ropa a diario en la superficie del terreno, lo que provoca sensaciones de tristeza y rabia.

Tras los campos, la otra parada obligatoria es la Prision S-21, en el centro de la ciudad. Era una de las tantas prisiones del régimen utilizadas para torturar y asesinar a gente. Esta en cuestión, de aspecto inofensivo, era anteriormente un colegio de primaria, que los Jemeres Rojos convirtieron en su centro de operaciones de su locura. Me llamó muchisimo la atención la historia de un turista inglés que se encontraba en el pais cuando todo empezó y el cual estuvo retenido en esa prisión por el mero hecho de ser extranjero. Le acusaban de espia y le torturaron para sacarle una información inexistente. En el museo se pueden leer traducidas las declaraciones del preso, que tuvo sentido del humor hasta su ejecución, diciendo cosas como "My chief is Kentucky Fried Chicken"



Después decidimos ver el Palacio Real, que sinceramente es más bonito por fuera y su plaza principal al lado del rio donde los camboyanos hoy disfrutan de sus parques y mercados ambulantes.


Por la noche, estuvimos en el mercado de comida nocturno donde nos juntamos con varia gente que conocí en la isla dias atrás. Y decidí darme un homenaje por mi último dia en la ciudad alojándome en un hotel de lujo (18 € la habitación :) , con ducha caliente por fin y una cama en condiciones.


Tras los intensos dias camboyanos, sería hora de volver a Singapur, donde tan solo pasé una noche y devoré un libro para matar las horas del di siguiente antes de coger mi último avión con destino Londres-Madrid.


Y con esto señores, finalizó otro gran viaje de mes y medio por tierras asiáticas, que en realidad fue tan solo una pausa para volver tras un mes en familia y pasando las navidades. Si si.....Nepal me esperaba después con los brazos abiertos :)