miércoles, 9 de mayo de 2018

The Philippines: Puerto Princesa, Port Barton

Finalmente me he asentado ya unos dias de vuelta a España y puedo empezar a relatar los 2 meses y medio que me he metido de nuevo por tierras asiáticas.
Me declaro un enamorado de Asia y su cultura, y no había mejor forma de celebrar mi quinguagésimo pais visitado que poniendo mi punto de mira en Filipinas.
Unas horas antes de salir en Madrid empieza a nevar y de camino al aeropuerto KLM me manda un mensaje diciendo que cancelan mi vuelo. Llegué a Barajas aún así a pedir alguna explicación más que un simple sms y me permitian coger otro vuelo con AirFrance haciendo escala en Paris en vez de en Amsterdam como estaba previsto. La escala en Paris era realmente corta por lo que tuve que correr por la terminal para coger la conexión in extremis.

Me entrevistó la televisión española cortando incluso parte de mi discurso, con lo que solo sacaron la parte en la que decia me han cancelado el vuelo con un simple sms. Ay ay ay....como nos manipulan. Aquí mi momento televisivo:


El viaje más largo que he hecho en avión sin duda. Madrid-Paris-Singapore-Manila-Puerto Princesa. Prácticamente dia y medio viajando, aunque he de decir que en Singapore tuve una escala larga y salí a la ciudad a darme un paseo mientras cenaba.


Tras la parada en territorio conocido y una escala moderadamente corta en Manila (donde no salí del aeropuerto) llegaba a Puerto Princesa, ciudad situada en el centro de la idílica isla de Palawan al oeste de la capital. Filipinas tiene más de 7.000 islas y elegí Palawan por ser nombrada durante tres años consecutivos la isla más bonita del mundo. Doy fé del espectáculo natural que se puede disfrutar allí y que comentaré en las siguientes lineas.


Puerto Princesa, o también llamado Princesa a secas, es la ciudad más grande de Palawan y capital de su provincia. No muy interesante desde el punto de vista turístico o backpacker, pero es la forma más rápida (aérea) y económica que existe para llegar a la isla. Me limité a descansar en el hostal y a tomar mis primeras San Miguel. Marca española elaborada en Filipinas durante la colonización, por lo que no deja de ser la cerveza local más vendida y famosa allí. Tras luchar la primera noche con el jetlag (y que algún canadiense borracho intentara meterse en mi cama confundiéndose de pareja jajaja), alquilé una moto y me dí varias vueltas por los alrededores. Tuve mis primeros contactos con la playa y visité incluso un pequeño museo de las guerras que había sido víctima la región.


Mi amigo Tobi, después de la Tamborrada en Donosti, partió rumbo Indonesia y después de dos o tres semanas haría coincidir su trayecto para recorrer Palawan juntos. Fuí a recogerle en la moto y esa noche nos limitamos a establecer un pequeño plan de lo que queriamos ver y hacer los siguientes dias.

Siguiente parada, después de 4 horas en minivan, fue el pequeño pueblo de Port Barton. A destacar el control por parte del ejército en la carretera sobre el transporte de mango. Al parecer, el sur y centro de la isla de Palawan tiene un parásito que afecta a dicha fruta y deben evitar su propagación.

Después de pagar una eco-tasa por entrar a la pequeña localidad, Tobi y yo comeriamos en un sitio llamado Paella Restaurant. Es un pais curioso, sobre todo en mi condición de español, por los resquicios coloniales que quedan en cuanto a lenguaje, gastronomía y religión se refiere. Me explico: tienen cientos de palabras aún literales del español incluidas en su idioma tagalo, cocinan o imitan al menos muchos de nuestros platos típicos y es el único pais asiático católico. Y en mi experiencia, somos muy apreciados y queridos por la gente local.

Nuestra temporada de playa comenzaba entonces, recién entrado febrero. Los tours en barco por los miles de archipiélagos filipinos son casi de obligatorio cumplimiento para cualquier viajero o turista que se precie y Port Barton no sería una excepción. En nuestro primer intento del llamado "Islands Hopping" podriamos disfrutar de más playa, ver tortugas marinas, comer de barbacoa en paisajes de ensueño y por supuesto conocer a los primeras amistades, con especial mención a Gerard, un austriaco jubilado que se dedica a recorrer todo el mundo.



El pueblo son literalmente 3 calles sin asfaltar paralelas a la playa con muchas posibilidades de alojamiento y varios sitios para comer, entre los cuales me quedo con la pizzeria vegetariana y el restaurante Olive´s Crib donde ponen unos platos gigantes de escalopes al estilo alemán que no dejan indiferente a nadie.  

Os dejo con el video que hice de estas dos primeras semanas de viaje, adelantandoos así parte de él. Pero en cierto modo es para compensar el escaso reportaje fotográfico que tengo de los primeros dias. Aunque aún queda por contar bastante de Filipinas y muchísimo más de otras partes del continente.


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