viernes, 18 de noviembre de 2022

Senegal II: St Louis, Lompoul, Bandia

Mi vuelta a Senegal tras la aventura gambiana no dejaría indiferente a nadie. Nos habíamos planteado ir a la parte del sur del pais, pero las horas de transporte y la mala conexión aérea hizo que decidieramos ir al norte, dirección Saint Louis, al lado de la frontera con Mauritania.

Se me ocurren pocos viajes de pesadilla peores al que relataré a continuación, allá por el año 2008 en un tren en Polonia o ese autobús megahacinado de gente en Vietnam en 2015. Pero ojo a esto:

- 6:45 h salimos de Senegambia con el cochazo de Chao que nos deja en Banjul tras todos los abrazos de agradecimiento por esos dias inolvidables. De Banjul a Barra en el famoso ferry de la muerte, que ya fue algo menos traumático por tener la experiencia previa y por no hacer tanto calor. De Barra a Karang (frontera senegalesa) casualmente nos cogió el mismo tio que dias antes en laRserva de Fathala, esta vez sin pelearnos por los precios y sin malos rollos. Tras la frontera comenzamos a andar un rato para evitar el agobio de las estafas de los taxistas, adelantamos algún kilómetro en un carro tirado por un burro, y  estuvimos incluso más de 30 minutos esperando dentro de un autobús sin llegar a salir. Un hombre nos recogió en un Mitsubishi dejándonos en la localidad de Fatick, donde aprovechamos y comimos algo en lo que un dia fue la plaza central del pueblo. Desde el bar nos recogieron varias motos paradejarnos de nuevo en la carretera principal. Y desde allí un hombre mayor que veía más bien poco y que su hijo dormía en su regazo a la vez que conducía intento llevarnos lo más al norte posible, pero la ciudad de Thies fue su meta final a las 21:00 h. En definitiva 14 horas después apenas habíamos recorrido la mitad del trayecto que deseábamos, tras mil transportes y trayectos desproporcionadamente lentos.

El destino quiso que la ciudad nos acogiera en un hotel más o menos decente con una pastelería francesa que hizo su función para la cena y el desayuno posterior. El trayecto desde Thies a St. Louis, sin embargo, fue una maravilla que tras poco más de 2 horas nos encontrábamos en la ciudad colonial.




La ciudad más atractiva turísticamente hablando de todo el pais es sin duda St. Luois, situada en el norte del pais en su frontera con Mauritania en la costa atlántica. Paseamos por sus calles sin un rumbo fijo pero disfrutando de sus edificios coloniales muy poco conservados y de su amable gente. Vimos un partido de fútbol local en un estadio parecido a un patatal y nos dio tiempo incluso a unirnos a una clase de Zumba al aire libre.


La parte de la playa es muy parecido a lo que ya habíamos visto en Tanji en Gambia. Miles de cayucos que salen diariamente a buscar pescado para vender en los mercados o simplemente para subsistir. Allí conocimos a Habib, un hombre que con perfecto castellano nos contó como las mafias le habían prometido una vida de ensueño en Europa y le habían engañado para embarcarse en un cayuco destino Canarias. Eso si, por el desorbitado precio de 2000 dólares, teniendo en cuenta que una persona bien pagada en Senegal cobra en torno a los 100-150 euros mensuales. Tras 11 dias en el mar junto a 40 personas (y cadáveres) más, sobreviviendo con 30 kg de arroz y el pescado que ellos mismos pescaban sobre la marcha, llegan a Canarias. Tras meses allí, trasladados a Madrid y después de 60 dias en los Centros de Internamiento para Inmigrantes, 40 euros y a la calle. Sin papeles, trabajo, idioma y ningún tipo de recurso, esa gente vagabundea por las calles de España sin rumbo y comiendo de la basura, de la caridad o de los hurtos que a veces están casi obligados a cometer. Tras años de mendicidad, muchos como Habib deciden volver a sus paises de origen, donde al menos están con la familia y tienen un hogar, por humilde que sea.



La noche de St. Louis fue animada por un concierto del gran músico senegalés Elage Diouf, donde coincidimos con un grupo de españoles. Acabamos bailando los éxitos del rap africano en la discoteca Iguana, donde la clave es mirarse a los grandes espejos del lugar mientras bailas.


No nos podiamos ir del Africa subsahariana sin pasar por el desierto y decidimos que un vendedor de máscaras local nos llevara a Lompoul. Primero fuimos a su casa a comer con las manos una masa de arroz, pescado y limón que confirmó que nuestros dotes aventureros y nuestro estómago está hecho de otra pasta. Fathi, como se llamaba nuestro nuevo guía, consiguió unas buenas jaimas en un campamento dentro de las dunas de Lompoul, donde nos hicimos un gran reportaje fotográfico, surfeamos la arena del desierto y cenamos junto a una hoguera y un espectáculo de yembés.









A destacar nuestro vehículo todoterreno para llegar a las dunas, que parecía haber sido sacado de las películas de Mad Max.

El destino quiso que pasaramos a la vuelta de nuevo por la localidad de Thies, y comimos en nuetra querida pastelería francesa. Nuestro objetivo era llegar a la reserva de Bandía, ya muy cercana al aeropuerto para terminar allí la gran aventura africana. Reservamos un resort con piscina para poder relajarnos por fin y estar tumbados a la bartola una tarde.

Nuestro último dia antes de volar, visitamos el Lion Ranch, donde una decena de leones viven en un gran complejo e interactuan con los jeeps que les proporcionan comida. Claramente nunca antes había estado tan cerca de un felino de estas características. Impresionante. 




La reserva de Bandía en sí, decidimos no visitarla, por su encarecido coste y porque según nos informaron no distaba mucho de la fauna que ya habíamos visto en Fathala. Y en realidad, consejo parafuturos viajeros, Senegal o Gambia no son los paises más adecuados para los safaris de mamíferos (parece ser que de aves si).

Y con esto finalizaba nuestra primera incursión en el África negra. Atentos porque pronto se vendrán más cositas.

martes, 1 de noviembre de 2022

Gambia: Banjul, Senegambia, Serrekunda

El paso fronterizo entre Senegal y Gambia es un camino con un par de oficinas, mucha policia y mucha mucha gente. Nuestro conductor, que nos había servido como transporte también por la Reserva Natural de Fathala, seguía discutiendo nuestro precio acordado para ver donde dejarnos.
La policia senegalesa, algo más sofisticada, pide huellas dactilares para su sistema de inmigración y un control de pasaportes normal. La policía gambiana de fronteras, llamada GID, te pide entrar en unas oficinas, donde lo primero que ves son celdas, te hace una pequeña entrevista y te sella el pasaporte. Todo esto, tengo que decir, que sin pedir ninguna mordida de ningún tipo a cambio, ni visado alguno. Esto sigue siendo muy confuso en internet, pero a mes de octubre de 2022 y con pasaporte español, Gambia o Senegal NO requieren de visa para entrar o salir.


Otro apunte más para futuros viajeros es la vacuna de la fiebre amarilla. Según las webs de Asuntos Exteriores y la Sanidad Internacional, solo es necesaria cuando regresas de un pais endémico. Senegal y Gambia son paises endémicos, por lo que de forma oficial no sería necesaria la vacuna para entrar en ellos si vuelas desde España, pero sin embargo cruzar fronteras entre ellos, ya si sería necesaria dicha vacuna. La realidad en nuestro caso fue que en ningún paso fronterizo ni aeropuerto se nos fue requerida la cartilla, pero en un control aleatorio militar nos lo pidieron una vez. Tan sencillo como ir al Ministerio de Sanidad unas semanas antes del viaje, informarte bien y pinchazo si lo ves necesario. La malaria sin embargo, no tiene vacuna, pero existen unas pastillas a modo de profilaxis que las puedes tomar durante un periodo corto de tiempo (ya que no son muy buenas para el organismo, concretamente estómago e hígado) y nosotros decidimos tomarlas durante las dos semanas de viaje.


Sigamos. Tras discutir un poco más con el conductor, y con ayuda de nuestros nuevos socios locales, Amadú y Maria Luisa, nos llevó junto a ellos a la localidad de Barra, donde se encuentra el puerto del ferry para cruzar al otro lado del rio Gambia. La experiencia aquí es inolvidable, miles de personas intentan comprar el billete entre codazos y empujones, para llegar hasta el ferry completamente hacinados en un trayecto de unos 45 minutos con un sol abrasador. Pero lo importante es que ya estábamos en Gambia, la sonrisa de África, según lo llaman algunos. El pais es muy pequeño y sobre todo estrecho, dibujando sus fronteras a las dos orillas del rio que lleva su nombre. Cuenta la leyenda, que en era del colonialismo, los ingleses entraron con un barco por el delta y empezaron a lanzar cañonazos a un lado y al otro del rio, formando así lo que son las fronteras terrestres del pais.


Al otro lado, llegaríamos a la ciudad de Banjul, la capital del pais. Y allí tendríamos a nuestro contacto, el tio Chao, con el cual nuestra idea inicial era tomarnos un café y que él mismo transformó en 4 o 5 dias a cuerpo de rey. Nos enseñó Banjul rapidamente, viendo con nuestros propios ojos que la ciudad se había convertido en un gran almacén de productos de importación/exportación, sin interés alguno.


Dejando atrás la locura del ferry y las ajetreadas calles de Banjul, nos dirigimos a la zona de Senegambia, donde casi todos los occidentales blancos viven. Chao vive en un complejo de calidades parecidas a la europeas, y nos dejó un apartamento de un compañero suyo para que nos instaláramos. Chao es todo un personaje, que lleva años luchando contra las mafias del tráfico de personas sobre el terreno y que nunca podremos darle las gracias suficientes por lo que hizo por nosotros.

El dia siguiente fue un tour contrarreloj a manos de nuestro anfitrión, que empezaríamos en el Monkey Park, una pequeña reserva de árboles donde habitan cientos de monos de dos especies diferenciadas y que se acercan e interactúan con el turista a cambio de unos cuantos cacahuetes.



La ruta seguiría algo más al sur, visitando el Reptile Park, donde una niña de unos 10 años nos explicó como su familia rescata reptiles y los rehabilitan. Oportunidad increíble para estar cerca de cocodrilos, serpientes, tortugas, lagartos y demás animales tan peculiares.





Chao seguía haciendo de las suyas con sus sorpresas, y la comida de langosta gigante que nos metimos en el punto más al sur del pais fue inolvidable.


De allí, no pudimos dejar pasar la ocasión de visitar la Gran Mezquita de Gunjur, construída en un enclave idílico al lado de la costa, pero en muy malas condiciones higiénicas o de conservación. Es lugar de culto, a la vez que sirve de escuela-internado para enseñar el Corán. Dentro de la mezquita el recibimiento por parte de uno de los imanes no fue muy de bienvenida, pidiendo en todo momento que salieramos del lugar.





En nuestro regreso dirección norte, el gran famoso mercado del pescado de Tanji. Las playas se llenas de miles de personas en la puesta de sol, cuando los pescadores locales regresan del largo dia de pesca y se entremezclan por la arena de la playa para intercambiar sus piezas. El olor, los colores, el gentío y la puesta de sol, transforma Tanji en uno de los lugares más mágicos de todo Gambia. 




Esa noche tuvimos tiempo de comprar algunos souvenirs, de darnos un homenaje de cena en un libanés y de salir un poco de fiesta en la famosa calle de Senegambia.

En todo el pais de Gambia tan solo existen 2 cruces con semáforos, pero solo uno de estos cruces está operativo, por lo que puede llegar a ser incluso reclamo turístico el único semáforo en funcionamiento del pais.

Chao seguía con nuestros dias llenos de sorpresas y al dia siguiente nos llevó a Kachikali Crocodile Pool, que son una serie de pozas llenas de cocodrilos donde puedes acercarte a ellos e incluso tocarles bajo la supervisión de los guias. La versión oficial es que les alimentan en exceso y por eso no atacan al humano en busca de más carne (la auténtica verdad nunca la sabremos). También tienen un pequeño museo donde explican las tradiciones de la circuncisión de los menores varones y como la ablación femenina ya ha sido prohibida.




Curiosa forma tiene le pais de obtener energía eléctrica. Y es que en medio del rio Gambia, cerca de la costa de Banjul hay un buque de nacionalidad turca que está provisto de unos generadores enormes, que son los encargados de suministrar electricidad a medio pais.


Tras dejarnos por uno de los mercados de Banjul, Chao se fue a la oficina y nosostros seguimos nuestra visita a pie. Fuimos al gran Arco del Triunfo que da entrada a la ciudad y que el dictador anterior mandó construir para su entrada estelar en los desfiles militares. Hoy sin embargo, el arco muy degradado está al lado de una simple glorieta y las gradas antiguas sirven de zona de descanso para la gente local. Presenciamos unas manifestaciones muy multitudinarias donde incluso la policia antidisturbios tuvo que intervenir, dado el juicio mediático de un tal Bob Keita, famoso en el pais por no se qué cosas, y que al parecer llevaba en la cárcel 2 años por una supuesta violación a la hermana de su exmujer, y finalmente se demostró su inocencia. Las manifestaciones eran en apoyo a su liberación.


Tuvimos la oportunidad de visitar las oficinas de la G.I.D. donde Chao trabaja, siendo fuertemente bienvenidos. Comimos en un local salvaje con un museo dentro y visitamos un cementerio católico-musulman-judio muy extraño de la I y II Guerra Mundial.



Era dia 14 de octubre, dia de la Hispanidad, y la suerte quiso que fueramos invitados al evento diplomático que se celebraba allí. Guardia Civil, Policia Nacional, Diplomáticos, gente de negocios...y tres backpackers a los cuales nos tuvieron que prestar incluso la ropa para ir medio decentes. :)


La noche dio para mucho, con los llamados piratas locales.

El último dia de nuestra experiencia gambiana lo dedicamos a ver los manglares en canoa desde Lamin Lodge. Nos enseñaron incluso un árbol enorme de unos 800 años donde pudimos adentrarnos incluso en su tronco y pedir algún deseo (Y si...).




Como guinda final visitamos durante hora el inmenso mercado de Serrekunda, donde los olores y la insistencia de la gente a comprar de sus tiendas, lo hacen toda una experiencia.

Volver a Senegal y con el objetivo de destino que nos pusimos sería toda una locura. Más cositas en el próximo post. Gambia, pais número 63....madre mia