domingo, 17 de enero de 2016

Thailand: Chiang Rai, Chiang Kong

El viaje de vuelta a Chiang Mai en minivan fue bastante más aburrido que el viaje mediante autostop de la ida. Llegué a la estación de bus, con intenciones de comprar el primer billete hacia Chiang Rai. En la propia terminal, empecé a hablar con una chica belga, Julie, que haría el mismo trayecto que yo y comimos juntos mientras esperábamos el próximo autobús hasta la siguiente ciudad.

Al llegar, nos alojamos en Mercy Hostel, que disponía de piscina cubierta en el propio hall, una maravilla. La primera sorpresa fue abrir la puerta de la habitación para ir a cenar y encontrarme a otro conocido de Pai, el holandés Michel, que se unió a nuestra búsqueda de comida y cerveza. La siguiente sorpresa sería encontrar a Valeria totalmente perdida por la calle con un mapa. La indicamos donde nos alojamos y se unió también, contándonos (como yo predije) que su reclutamiento en el centro de meditación fue un aburrimiento y un fracaso, por lo que decidió abandonarlo.

Aqui Michel y yo firmando una de las paredes del hostal:


Nuestro objetivo en la ruta era acercarnos lo máximo posible a la frontera con Laos, no sin antes visitar el White Temple. Es un templo bastante friki que deja sin aliento con sus estatuas extrañas y su majestuosidad blanca. A esta visita se unió un crack italiano, Roberto, siendo ya 5, el comienzo de lo que llamaríamos la Big Family.

 
 
 

Una de mis fotos preferidas del viaje:


Tras pasar esa noche en Chiang Rai y visitar el templo blanco, nos dirijiríamos a la última población antes de llegar a la frontera. Cabe destacar la incorporación de otra persona increible en el grupo, la mega-tatuada y estupenda española Haizea, que tenía bastantes problemillas con el inglés, pero que se adaptó de una manera asombrosa.

Nuestra llegada a Chiang Kong, o mejor dicho, al hostal que aleatoriamente nos llevó un tuk-tuk, fue un acierto en toda regla. Recomendado para todo viajero y parada nocturna obligatoria en el bar-hostal The Hub Pub, donde la familia britano-tailandesa que lo regentaba nos proporcionó chupitos gratis, tarta de celebración, y una jam session de guitarra que hizo que casi todos los alli presentes, decidieramos pasar la frontera al dia siguiente y viajar juntos como una gran familia. Pasar la noche en este sitio valía 100 baths, señores, 100 baths (2 euros y medio). No puedo olvidarme de mencionar al dueño del hostal, Alan Bate, un inglés que en su locura por hacer algo diferente, poseía el Record Guiness de la circunnavegación mas rápida al globo terráqueo en bicicleta. Es decir, que se había dado la vuelta al mundo pedaleando en 125 dias, menudo genio.


Fue una noche para recordar, tan divertida que yo insistí varias veces en quedarnos otra noche más, pero decidí seguir a la masa y adentrarnos en el siguiente pais a la mañana siguiente.




El grupo ya se componía de Valeria, Julie, Haizea, el lituano Darius, las holandesas Sara y Jennifer, otro español Raul, la húngaro-alemana Katy, el chileno Andrés y yo. Hasta la propia frontera nos llevaron en un 4x4 conducido por una voluntaria holandesa que ayudaba en el hostal. Una vez allí, te despides de los tailandeses, dando el documento de salida que te dan en el aeropuerto y sellándote el más que concurrido pasaporte. Después hay un autobús que te lleva 4 km por tierra de nadie hasta las autoridades de la República Democrática Popular de Laos. Allí les sueltas 35 dólares y una fotito tuya de recuerdo y entras en el relajado y espiritual pais. Otro tuk tuk te transporta hasta orillas del rio Mekong, donde empezaríamos nuestra travesía de dos dias en el llamado Slow Boat.

Y como ya no me puedo aguantar más a subir el video de la primera parte del viaje, aquí lo teneis, adelantando así imágenes de los siguientes 2 o 3 posts:



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