miércoles, 13 de enero de 2016

Thailand: Chiang Mai & Pai

Mi aventura en solitario empezaría en el centro de Bangkok, donde empecé a hacer las llamadas amistades espontáneas, mencionando especialmente a una chica rusa de la Siberia más profunda con la cual compartí la tarde antes de coger el autobús nocturno que me llevaría a Chiang Mai.

Muchas han sido las formas de alojamiento en mi gran viaje, y unas de ellas fue el Couchsurfing, ya usado en varias ocasiones para viajar de forma low-cost por el mundo. En esta ocasión, Hailey, una profesora canadiense asentada en Chiang Mai, fue la encargada de acogerme durante casi una semana en su increible casa oriental. El alquiler de moto, una vez más, fue más que necesario y útil para el desplazamiento por la ciudad, cosa que por otra parte, me empezaba a gustar cada vez más. Aqui la pedazo de casa en la que tuve el placer de no pagar ni un euro:


El primer dia, tras una siesta merecida dado el bus nocturno, di una vuelta por los templos del centro incluyendo Wat Jen Rin, Wat Chedi Luang, Wat Phra Singh y el Wat Muen Ngern Gong. Recibí también mi primer corte de pelo asiático y el ya habitual masaje de pies.


Otro de los dias, Hailey me llevó hasta el Grand Canyon, unos abismos abruptos en una especie de lago donde es posible el baño y pasar un dia muy entretenido. Fuimos con otro chico de Couchsurfing y un par de amigos de la canadiense.

El agua tiene 40 metros de profundidad, asi que el salto no conlleva peligro de impacto terrestre, aunque si de una buena plancha en la superficie del agua. El más grande de los precipicios tenía una altura de 16 metros, el cual salté para experimentar un poco de liberación de adrenalina. Es allí arriba, donde conocí una chica italiana, Valeria, con la cual tuve el placer y la suerte de viajar durante casi un mes más a posteriori. Esa noche tuvimos una cena en un restaurante de lujo que flotaba en un pequeño lago con gente de couchsurfing y demás espontáneos. Gran mención a Bryce, un chico candiense, con el que sigo manteniendo el contacto y con el que coincidiría sin planearlo en Vietnam un mes depués :)

Valeria fue la encargada también de embaucarme en otra pequeña excursión liderada por uno de los mayores personajes que conocí en el viaje, el canadiense Keith. El dia siguiente cogimos las scooters y nos desplazamos 60 km al norte para ver las cascadas de Bua Thong, que la verdad es que eran una maravilla.


La noche la pasamos en un meeting de CouchSurfing, promovido por Jonh, el amigo tailandés de Hailey en el Bus Bar de Chiang Mai y acabamos en la discoteca Spicy, la que abre hasta más tarde. Las licencias de horarios en discotecas en la ciudad fueron restringidas hace unos años por la muerte de un jóven extranjero, por ello, la fiesta nocturna puede alargarse máximo hasta la 1 de la madrugada.

El resto de los dias fueron relajados a base de masajes, vueltas en moto y la aparición de un grupo (también de gente viajando sola) en el que Valeria y yo encajamos a la perfección. Lo componían dos chicas españolas, un chico italiano, una francesa, una holandesa, una australiana y un australiano. Keith por su parte, nos dio la idea de visitar un pueblo al norte llamado Pai que conocía a la perfección. También nos recomendó probar la experiencia de hacer autostop en Tailandia.

Dicho y hecho, despidiéndome de la hospitalaria Hailey y de la bonita y barata ciudad de Chiang Mai, Valeria y yo nos dirijimos hacia Pai. La espera en autostop fue cortísima, primero siendo aceptados por una excursión de instituto hasta medio camino (unas 2 horas) y más tarde un hombre nos cogió en su LandRover para hacer el camino de las 762 curvas hasta nuestro destino.


Pai ha sido quizá mi sitio favorito de Tailandia, sino ha estado cerca de serlo de todo el viaje surasiático. La idea fue ir a pasar el fin de semana, y acabé durmiendo casi una semana en el pueblo. Lo encantador del sitio fue sin duda la gente, el hostal en el que estuve (Common Grounds, detrás de la estación de bus, para futuros viajeros), el mercado de la calle, la comida y las pequeñas distancias entre puntos de interés que rodeaban el sitio.

Fue un placer coincidir de nuevo con el grupo anteriormente mencionado de Chiang Mai, y conocer más gente con la que seguiría coincidiendo durante parte de mi viaje. Puntos visitados alrededor de Pai: las cascadas del norte y del sur, el canyon (nada comparado con el de Chiang Mai), la granja de elefantes, el majestuoso White Budah, sus atardeceres y el Queen Burguer (la mejor hamburgueseria del pais)

 
 
 




Otra expedición uno de esos dias fue la visita a las cuevas de Lod, a las cuales entramos por medio de canoas de bambú, de las cuales tengo pocas fotos por ausencia de luz. El viaje fue también entretenido al atropellar una serpiente de metro y medio, que el conductor metería en una bolsa para hacer una sopa a posteriori.



Otro de los dias estuve al completo en el hostal, dado el sushi que probé en el Street Market, me sentó fatal y me derivó en una diarrea y dolores de estómago brutales. Fue la única vez que estuve malo en el viaje (aún así, nada comparado con mi intoxicación por mejillón en Estambul en el 2011) curiosamente en el sitio donde me lo pasé mejor.

El último dia descubririamos las aguas termales para locales (aviso navegantes, las turísticas del sur son caras y no valen la pena) en el norte, y me despediría tristemente de mi familia de adopción internacional. Pronto por la mañana me dirijiría de nuevo a Chiang Mai y Valeria por su parte decidió unirse a unos cursos de meditación en unos templos cerca de Pai (no duraría mucho :) )

Volvía a estar solo cuando llegué a la estación de buses de Chiang Mai, aunque tardé 10 minutos en volver a conocer a una chica increible, con la que empecé a construir lo que más tarde llamaríamos la Big Family, pero que será contado en el siguiente post.

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