Ya he comentado alguna vez que la hospitalidad jordana e incluso la serbia me había sorprendido gratamente mucho, pero la bienvenida de Nepal lo ha superado todo, experiencia que contaré en las siguientes lineas y posts. Y si, también sé que el titulo del blog se empieza a quedar muy muy corto con su connotación europea.
Qatar Airways sería el encargado una vez más de llevarme a Asia con escala en su lujoso micropais y con destino final Kathmandú. La idea de visitar Nepal fue promovida por un encuentro que tuve con el creador y organizador de la ONG Sainz de Baranda. La asociación tiene como objetivo principal construir una escuela que eduque a una centena de niños en un pueblo llamado Bangthali. Desde 2010 llevaban colaborando y llevando a cabo el proyecto cuando en abril de 2015, como todo el mundo sabe, un gran seísmo azotó a casi todo el pais, dejando miles de muertos y destruyendo casas e infraestructuras, incluyendo pues la citada escuela. Asi que ahora, lejos de una rendición o resignación, el fundador de la ONG, quiere construirla de nuevo con mayores medios y colaborar así al desarrollo de la pequeña comarca.
Me dieron así el contacto local nepalí encargado de toda la logística y la planificación del proyecto, el carismático Bijay. La llegada al pais (después de un muy simple visado en el aeropuerto según aterrizas) no pudo ser más cómoda con la presencia allí del citado personaje que me esperaba en un taxi para poder alojarme en su casa.
Después de dejar el equipaje en su casa y con la mayor brevedad posible nos encaminamos al centro de Kathmandú, al barrio de Thamel (donde todo el turismo backpacker se suele alojar) donde me encontraría con Camilla y Rafa, con los que tuve el placer de pasar varios dias en la isla de Koh Rong de Camboya un mes y medio atrás. Bebimos algo de Tongba (una cerveza a base de fermentar mijo) y degustamos mis primeros Momos y demás comida picante. Rafa por su parte empezaba en otra ONG al dia siguiente temprano por lo que nos dejó pronto y Camilla y yo nos fuimos a casa de Bijay, donde varios de sus amigos nos ofrecieron cena y charlas antes de dormir.
Al dia siguiente, Rupesh, uno de los amigos de Bijay, sería el encargado de guiarnos por la ciudad antigua (y ahora desgraciadamente mucha parte en ruinas) de Patán, que se encuentra a pocos kilómetros al sur de la capital. Nos acompañó también un chico belga, Gael, que se alojó en el mismo hostal previamente con Camilla y Rafa. Vimos varios templos y decidimos ver la plaza central desde la terraza de una cafetería y así también probar el famoso Lassi, que es un yogurth líquido de varios sabores.
A destacar la contaminación y la polvareda dada las reconstrucciones por el terremoto, que hacen muy complicado respirar de forma normal. Ni siquiera en Bangkok o Ho Chi Minh City había llegado al punto de tener que ponerme la mascarilla al salir a la calle. Aqui, en Kathmandú, se hacia casi como acto reflejo.
A destacar la contaminación y la polvareda dada las reconstrucciones por el terremoto, que hacen muy complicado respirar de forma normal. Ni siquiera en Bangkok o Ho Chi Minh City había llegado al punto de tener que ponerme la mascarilla al salir a la calle. Aqui, en Kathmandú, se hacia casi como acto reflejo.
El dia siguiente llegaría la hora de poner rumbo al pueblo de Bangthali, y para ello hubo que alquilar un jeep privado que nos llevaría por unos caminos empedrados y serpenteantes durante casi 6 horas para la ridícula distancia de 80 kilómetros. Un conductor nos llevaría a Bijay, a su sobrino Paru y a un servidor al valle situado a 2300 metros del nivel del mar y donde empecé a vivir la experiencia prehistórica de los habitantes de Bangthali.
Gente sin recursos económicos, eléctricos o de una sanidad básica, que viven de sus propios cultivos y ganado y son aparentemente felices con su pobreza material. A mi me dejaron la mejor casa del poblado, donde tenían un generador fotovoltáico que daba luz e incluso un par de camas donde descansar.
Las facilidades de agua potable son nulas, aunque su sistema inmunológico les permite asimilar la que les llega de las montañas. Las duchas obviamente no existen, si acaso un caño donde refrescarte la cara, lavar algo de ropa y donde beben los propios animales.
Los habitantes del pueblo hablan dialectos y otras lenguas distintas al nepalí, las cuales eran traducidas al inglés por Bijay para poder enterarme de algo. La escolarización infantil no existe (aún) y el motor del pueblo son chavales de apenas 20 años. Sus cuerpos están tan curtidos del trabajo agrícola y de las escasas condiciones higiénicas, que a partir de los 40 empiezan a ser ancianos.
Mi pequeña aportación fue llevar material escolar para la futura escuela, algo de ropa y algún juego colectivo en un maletón enorme que también sirvió como armario improvisado en una de las casas. Pasé mucho tiempo enseñando a los más pequeños a jugar a los bolos y al fútbol y nos reimos mucho aun sin comunicación. Es lo que llamo yo "la vida desde otra perspectiva". Me ofrecieron inumerables tazas de té (con leche resca directamente del búfalo), dal bat (comida típica de gente sin recursos que consiste en una mezcla de arroz, espinacas hervidas y lentejas) e incluso mataron un pollo para cocinarlo como evento especial por mi visita. A destacar la forma de cocinar, que se hace al fuego directamente dentro de la propia casa dejando un humo de dificil compatibilidad con mis ojos y su forma de comer, que basicamente se realiza con las manos por falta de utensilios y costumbre a ellos.
Experiencia inolvidable de 3 dias en un poblado al que estoy seguro que volveré para ver las mejoras y los avances que la escuela supondrá. Es muy raro en mí tener claro repetir un sitio de viaje, pero Nepal realmente lo merece.
A la vuelta a la capital me dio incluso tiempo a visitar el templo de los monos, al que me acompañó Paru. Está en lo alto de una colina, dejando a la vista todo el valle de Kathmandú y con unos atardeceres asombrosos. Este templo también sufrió la ira del terremoto, por lo que esta siendo parcialmente reconstruido en estos momentos.
Tras la experiencia de la capital y los habitantes de Bagthali, habría que empezar a conocer un poco más el pais, por lo que decidí seguir hasta la ciudad de Pokhara, y que habrá que esperar para contarlo en mi próximo post.
NAMASTE!!!!!
Los habitantes del pueblo hablan dialectos y otras lenguas distintas al nepalí, las cuales eran traducidas al inglés por Bijay para poder enterarme de algo. La escolarización infantil no existe (aún) y el motor del pueblo son chavales de apenas 20 años. Sus cuerpos están tan curtidos del trabajo agrícola y de las escasas condiciones higiénicas, que a partir de los 40 empiezan a ser ancianos.
Mi pequeña aportación fue llevar material escolar para la futura escuela, algo de ropa y algún juego colectivo en un maletón enorme que también sirvió como armario improvisado en una de las casas. Pasé mucho tiempo enseñando a los más pequeños a jugar a los bolos y al fútbol y nos reimos mucho aun sin comunicación. Es lo que llamo yo "la vida desde otra perspectiva". Me ofrecieron inumerables tazas de té (con leche resca directamente del búfalo), dal bat (comida típica de gente sin recursos que consiste en una mezcla de arroz, espinacas hervidas y lentejas) e incluso mataron un pollo para cocinarlo como evento especial por mi visita. A destacar la forma de cocinar, que se hace al fuego directamente dentro de la propia casa dejando un humo de dificil compatibilidad con mis ojos y su forma de comer, que basicamente se realiza con las manos por falta de utensilios y costumbre a ellos.
Experiencia inolvidable de 3 dias en un poblado al que estoy seguro que volveré para ver las mejoras y los avances que la escuela supondrá. Es muy raro en mí tener claro repetir un sitio de viaje, pero Nepal realmente lo merece.
A la vuelta a la capital me dio incluso tiempo a visitar el templo de los monos, al que me acompañó Paru. Está en lo alto de una colina, dejando a la vista todo el valle de Kathmandú y con unos atardeceres asombrosos. Este templo también sufrió la ira del terremoto, por lo que esta siendo parcialmente reconstruido en estos momentos.
Tras la experiencia de la capital y los habitantes de Bagthali, habría que empezar a conocer un poco más el pais, por lo que decidí seguir hasta la ciudad de Pokhara, y que habrá que esperar para contarlo en mi próximo post.
NAMASTE!!!!!
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