Tras el viaje por Istria, era hora de poner rumbo al norte de nuevo, y asi es como decidimos pasar los dos últimos dias en Ljubljana, la pequeña capital de Eslovenia. Lo primero que hicimos fue buscar un sitio donde pudiéramos pasar la noche y el gran parque de Tivoli hizo su función. Es un parque grandisimo que hay en medio de la ciudad, muy deportivo con carril bici, pistas de tenis y padel, piscinas y demás historias.
Después de decidir el sitio exacto donde pasar la noche, fuimos a darnos una vuelta por el centro y a cenar al Burger. Buscamos alguna zona de bares, pero al ser lunes la cosa estaba más bien muerta. Nos hablaron de un área llamada Metelkova, donde había gente a cualquier hora y cualquier dia, por tanto allá nos dirijimos. Cual fue la sorpresa, cuando llegamos, que era un barrio hippie, tipo Christiania en Copenhagen, no tan grande pero muy muy chulo. Contaba con 6 o 7 bares, conciertos y hasta un albergue, considerado el más hippie de toda Europa según la Lonely Planet. Pasamos un buen rato por allí y un par de cervezas también calleron. Luego, fuimos a pasar la noche a nuestro querido parque, y una competición deportiva de niños nos despertó a la mañana siguiente.
Después de decidir el sitio exacto donde pasar la noche, fuimos a darnos una vuelta por el centro y a cenar al Burger. Buscamos alguna zona de bares, pero al ser lunes la cosa estaba más bien muerta. Nos hablaron de un área llamada Metelkova, donde había gente a cualquier hora y cualquier dia, por tanto allá nos dirijimos. Cual fue la sorpresa, cuando llegamos, que era un barrio hippie, tipo Christiania en Copenhagen, no tan grande pero muy muy chulo. Contaba con 6 o 7 bares, conciertos y hasta un albergue, considerado el más hippie de toda Europa según la Lonely Planet. Pasamos un buen rato por allí y un par de cervezas también calleron. Luego, fuimos a pasar la noche a nuestro querido parque, y una competición deportiva de niños nos despertó a la mañana siguiente.
Visitamos de nuevo el centro, esta vez a la luz del sol, y subimos al castillo. La ciudad como turística no es una gran cosa, pero me encantó en ambiente que se respiraba, una ciudad muy viva y deportiva (bicis y monopatines por todos lados).
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