viernes, 4 de julio de 2025

Transmongolian III: Ulan-Ude

Al otro lado del Baikal, todavía más al Este y tras otras 7 horas de tren, llegaríamos a Ulan-Ude. Volvimos a coger el tren Rossiya (el número 2) de nuevo en platskart bordeando el largo por su parte sur y cruzando hasta la República de Buriatia, una parte budista de Rusia, donde la etnia local ya era completamente mongol-oriental.

Llegamos esta vez a un hotel muy cercano a la estación de tren donde nos dejaron hacer un early check-in y desayunar por unos rublos de más y así poder aprovechar al máximo el tiempo por la zona. La República de Buriatia es una de las 3 repúblicas budistas dentro de territorio ruso y su capital Ulan-Ude estuvo prohibida a los extranjeros hasta 1991, por lo que la hace más exótica y más remota si cabe. El día se compondría de visitas a templos budistas por supuesto, donde nuestra primera parada fue el Complejo de Ivolginsky Datsan, el templo más antiguo y el único que no fue destruido durante la Unión Soviética.



Es un sitio especial donde parece que estuvieras más bien en Nepal o el Tíbet, ya sea por el paisaje, los templos y los monjes budistas que te sonríen al pasar.

Más tarde pudimos ver toda la ciudad desde un viewpoint en los alto de una colina donde está el templo de Rimpoche-Bagsha Datsan.


El centro de la ciudad tiene un contraste muy raro, entre comunismo soviético y oriental budista y tiene unas largas avenidas llenas de comercios donde el viento frio quema la cara. En la plaza central se encuentra un monumento muy curioso, la estatua de la cabeza de Lenin más grande del mundo, un busto de más de 14 metros que impone respeto.



Destinamos gran parte de la mañana también a gestionar nuestro siguiente paso, siendo el más delicado de todos, por cruzar frontera. Desde antes de iniciar la ruta transiberiana, tuvimos claro que el siguiente tramo debería ser en autobús, o en las llamadas matrioskas, dado que suponía menos de la mitad de horas de viaje y leímos que el paso fronterizo era más sencillo. Por tanto reservamos el autobús y seguimos nuestra visita por Ulan Ude, aunque por la noche no encontramos nada para tomar algo animado.

Habíamos recorrido 5640km en tren, en la ruta transiberiana, pero fue el momento de cambiar de transporte, yendo en autobús junto al equipo nacional ruso de depilación que competiría en Mongolia los dias posteriores. La frontera a pie fue de lo más rápido y sencillo, no sin interesarse las autoridades rusas por mi sello ucraniano en el pasaporte de hace unos años, que no fue  mucho más allá de "tourism, tourism".

Y tras más estepa siberiana y desierto, empezamos a ver las tiendas nómadas denominadas yurtas, y a sentir el viento más gélido, adentrándonos en uno de los paises más desconocidos hasta el momento, Mongolia. Pero todo esto lo contaré en el siguiente post.

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