martes, 1 de julio de 2025

Transmongolian II: Krasnoyiarsk, Irkutsk, Baikal

La siguiente parada de este viaje ferroviario sería Krasnoyiarsk. Esta vez, los horarios que nos cuadraron mejor fueron los del tren número 82, con nuestro kupe (2ª clase) con cena incluida y que tras 12 horas de viaje, habíamos recorrido ya más de medio país y más de 4000 km acumulados.


Llegamos a un hostal con una localización algo extraña, cerca de un parque de atracciones abandonado, pero que resultó ser muy cómodo, limpio y bien localizado para visitar la vereda del rio y el centro de la localidad. El tiempo empezó a mejorar y los dias en Krasnoyiarsk fueron muy soleados, lo que hizo que los largos paseos por Karl Max Street y Lenin Street fueran de lo más agradable.


Hubo tiempo para alquilar una bicicleta incluso y visitar la isla de Tatyshev, que estaba super animada con familias de paseo, gente haciendo actividades deportivas de todo tipo y relajándose a orillas del rio.



El dia después, sería uno de los más esperados por los rusos, ya que el 9 de mayo se celebra el Dia de la Victoria, rememorando la derrota del nazismo en la II Guerra Mundial. Este año además, especial énfasis por ser el 80º aniversario y por las circunstancias bélicas del conflicto ucraniano. Por supuesto que nuestras posiciones políticas son completamente ajenas y solo visitamos los lugares y los eventos desde una perspectiva meramente turística. Por tanto, el desfile no nos lo podíamos perder por mucha lluvia que cayera ese día. Miles de militares en formación, tanques, carros de combate, camiones y bandas castrenses recorrieron una de las avenidas algo fuera del centro con un gran dispositivo de seguridad y varios filtros que tuvimos que pasar. Nada impresionante en mi opinión, pero bastante curioso y grandes recuerdos con nuestros lazos de San Jorge y nuestras boinas de soldados comunistas.


El siguiente tramo lo haríamos nuevamente de noche, tras pasar otras 20 horas en un platskart del tren número 58 con destino a Irkutsk. Ya estábamos, de este modo, a 6 usos horarios de España, a 5100 km de Moscú y a escasos km del lago más profundo del mundo.



Las ciudades iban en crecendo en cuanto a peculiaridades e interés. Nos alojamos en un hostal muy céntrico donde teníamos varios puntos de interés muy a mano. A parte de pasear a lo largo del rio Angara, visitamos el famoso barrio del 130 Kvartal, un conjunto de casas de maderas históricas del siglo 18, reconstruidas muchas de ellas por los reiterados incendios que ha sufrido la ciudad. En la entrada de dicho barrio, se encuentra la estatua de Babr , el tigre amur, especie autóctona de Siberia y que figura en el escudo de armas y la bandera de la ciudad.



La noche por Irkutsk fue la primera donde probamos el vodka ruso, y estuvo bastante entretenida por los pubs de la zona.

En este lugar de Rusia ya se podía ver la mezcla étnica del pais, viendo ya gente étnicamente oriental por sus calles, aunque predominaba aún la raza caucásica. Decidimos estar otro dia más en la ciudad y fuimos a visitar uno de los Ice-breakers (buques rompehielos) en forma de museo a orillas del Angara y seguimos pateando el lugar sin dejar de ver sus símbolos soviéticos y sus estatuas de Lenin.



Nos dio tiempo a correr y entrenar unos km e incluso a disfrutar del Clásico (por decir algo, ya que el Madrid perdió) en un sport bar con mucho ambiente.



Uno de los puntos clave del viaje era visitar el lago Baikal, al cual pudimos ir desde Irkutsk mediante taxi hasta Listvyanka, una población famosa por su turismo veraniego y sus resorts. No sé si fue porque el dia estaba algo gris y no muy apacible, pero los turistas brillaron por su ausencia ese dia. Aún así visitamos el museo del Baikal, donde me quedé con los datos más curiosos:
- El lago más profundo del mundo, que llega a los 1642 metros.
- La segunda reserva de agua dulce más grande del mundo.
Tengo que decir, que la extensión del mismo, su color oscuro y su paraje de bosque de coníferas alrededor, hacen del lugar un sitio digno de visitar. Culminamos la visita con un omul a la plancha, que es el pescado típico del lago.



Acabamos de vuelta a Irkutsk con un masaje siberiano, que se convirtió en una auténtica paliza muscular. 

Y nuestro viaje continuaría dirección la República de Buryatia al otro lado del lago Baikal, que sin saberlo ni planearlo, iba a ser nuestro último tramo de vía férrea. Pero la experiencia por tierras budistas, la dejamos para el siguiente post.

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