martes, 1 de noviembre de 2022

Gambia: Banjul, Senegambia, Serrekunda

El paso fronterizo entre Senegal y Gambia es un camino con un par de oficinas, mucha policia y mucha mucha gente. Nuestro conductor, que nos había servido como transporte también por la Reserva Natural de Fathala, seguía discutiendo nuestro precio acordado para ver donde dejarnos.
La policia senegalesa, algo más sofisticada, pide huellas dactilares para su sistema de inmigración y un control de pasaportes normal. La policía gambiana de fronteras, llamada GID, te pide entrar en unas oficinas, donde lo primero que ves son celdas, te hace una pequeña entrevista y te sella el pasaporte. Todo esto, tengo que decir, que sin pedir ninguna mordida de ningún tipo a cambio, ni visado alguno. Esto sigue siendo muy confuso en internet, pero a mes de octubre de 2022 y con pasaporte español, Gambia o Senegal NO requieren de visa para entrar o salir.


Otro apunte más para futuros viajeros es la vacuna de la fiebre amarilla. Según las webs de Asuntos Exteriores y la Sanidad Internacional, solo es necesaria cuando regresas de un pais endémico. Senegal y Gambia son paises endémicos, por lo que de forma oficial no sería necesaria la vacuna para entrar en ellos si vuelas desde España, pero sin embargo cruzar fronteras entre ellos, ya si sería necesaria dicha vacuna. La realidad en nuestro caso fue que en ningún paso fronterizo ni aeropuerto se nos fue requerida la cartilla, pero en un control aleatorio militar nos lo pidieron una vez. Tan sencillo como ir al Ministerio de Sanidad unas semanas antes del viaje, informarte bien y pinchazo si lo ves necesario. La malaria sin embargo, no tiene vacuna, pero existen unas pastillas a modo de profilaxis que las puedes tomar durante un periodo corto de tiempo (ya que no son muy buenas para el organismo, concretamente estómago e hígado) y nosotros decidimos tomarlas durante las dos semanas de viaje.


Sigamos. Tras discutir un poco más con el conductor, y con ayuda de nuestros nuevos socios locales, Amadú y Maria Luisa, nos llevó junto a ellos a la localidad de Barra, donde se encuentra el puerto del ferry para cruzar al otro lado del rio Gambia. La experiencia aquí es inolvidable, miles de personas intentan comprar el billete entre codazos y empujones, para llegar hasta el ferry completamente hacinados en un trayecto de unos 45 minutos con un sol abrasador. Pero lo importante es que ya estábamos en Gambia, la sonrisa de África, según lo llaman algunos. El pais es muy pequeño y sobre todo estrecho, dibujando sus fronteras a las dos orillas del rio que lleva su nombre. Cuenta la leyenda, que en era del colonialismo, los ingleses entraron con un barco por el delta y empezaron a lanzar cañonazos a un lado y al otro del rio, formando así lo que son las fronteras terrestres del pais.


Al otro lado, llegaríamos a la ciudad de Banjul, la capital del pais. Y allí tendríamos a nuestro contacto, el tio Chao, con el cual nuestra idea inicial era tomarnos un café y que él mismo transformó en 4 o 5 dias a cuerpo de rey. Nos enseñó Banjul rapidamente, viendo con nuestros propios ojos que la ciudad se había convertido en un gran almacén de productos de importación/exportación, sin interés alguno.


Dejando atrás la locura del ferry y las ajetreadas calles de Banjul, nos dirigimos a la zona de Senegambia, donde casi todos los occidentales blancos viven. Chao vive en un complejo de calidades parecidas a la europeas, y nos dejó un apartamento de un compañero suyo para que nos instaláramos. Chao es todo un personaje, que lleva años luchando contra las mafias del tráfico de personas sobre el terreno y que nunca podremos darle las gracias suficientes por lo que hizo por nosotros.

El dia siguiente fue un tour contrarreloj a manos de nuestro anfitrión, que empezaríamos en el Monkey Park, una pequeña reserva de árboles donde habitan cientos de monos de dos especies diferenciadas y que se acercan e interactúan con el turista a cambio de unos cuantos cacahuetes.



La ruta seguiría algo más al sur, visitando el Reptile Park, donde una niña de unos 10 años nos explicó como su familia rescata reptiles y los rehabilitan. Oportunidad increíble para estar cerca de cocodrilos, serpientes, tortugas, lagartos y demás animales tan peculiares.





Chao seguía haciendo de las suyas con sus sorpresas, y la comida de langosta gigante que nos metimos en el punto más al sur del pais fue inolvidable.


De allí, no pudimos dejar pasar la ocasión de visitar la Gran Mezquita de Gunjur, construída en un enclave idílico al lado de la costa, pero en muy malas condiciones higiénicas o de conservación. Es lugar de culto, a la vez que sirve de escuela-internado para enseñar el Corán. Dentro de la mezquita el recibimiento por parte de uno de los imanes no fue muy de bienvenida, pidiendo en todo momento que salieramos del lugar.





En nuestro regreso dirección norte, el gran famoso mercado del pescado de Tanji. Las playas se llenas de miles de personas en la puesta de sol, cuando los pescadores locales regresan del largo dia de pesca y se entremezclan por la arena de la playa para intercambiar sus piezas. El olor, los colores, el gentío y la puesta de sol, transforma Tanji en uno de los lugares más mágicos de todo Gambia. 




Esa noche tuvimos tiempo de comprar algunos souvenirs, de darnos un homenaje de cena en un libanés y de salir un poco de fiesta en la famosa calle de Senegambia.

En todo el pais de Gambia tan solo existen 2 cruces con semáforos, pero solo uno de estos cruces está operativo, por lo que puede llegar a ser incluso reclamo turístico el único semáforo en funcionamiento del pais.

Chao seguía con nuestros dias llenos de sorpresas y al dia siguiente nos llevó a Kachikali Crocodile Pool, que son una serie de pozas llenas de cocodrilos donde puedes acercarte a ellos e incluso tocarles bajo la supervisión de los guias. La versión oficial es que les alimentan en exceso y por eso no atacan al humano en busca de más carne (la auténtica verdad nunca la sabremos). También tienen un pequeño museo donde explican las tradiciones de la circuncisión de los menores varones y como la ablación femenina ya ha sido prohibida.




Curiosa forma tiene le pais de obtener energía eléctrica. Y es que en medio del rio Gambia, cerca de la costa de Banjul hay un buque de nacionalidad turca que está provisto de unos generadores enormes, que son los encargados de suministrar electricidad a medio pais.


Tras dejarnos por uno de los mercados de Banjul, Chao se fue a la oficina y nosostros seguimos nuestra visita a pie. Fuimos al gran Arco del Triunfo que da entrada a la ciudad y que el dictador anterior mandó construir para su entrada estelar en los desfiles militares. Hoy sin embargo, el arco muy degradado está al lado de una simple glorieta y las gradas antiguas sirven de zona de descanso para la gente local. Presenciamos unas manifestaciones muy multitudinarias donde incluso la policia antidisturbios tuvo que intervenir, dado el juicio mediático de un tal Bob Keita, famoso en el pais por no se qué cosas, y que al parecer llevaba en la cárcel 2 años por una supuesta violación a la hermana de su exmujer, y finalmente se demostró su inocencia. Las manifestaciones eran en apoyo a su liberación.


Tuvimos la oportunidad de visitar las oficinas de la G.I.D. donde Chao trabaja, siendo fuertemente bienvenidos. Comimos en un local salvaje con un museo dentro y visitamos un cementerio católico-musulman-judio muy extraño de la I y II Guerra Mundial.



Era dia 14 de octubre, dia de la Hispanidad, y la suerte quiso que fueramos invitados al evento diplomático que se celebraba allí. Guardia Civil, Policia Nacional, Diplomáticos, gente de negocios...y tres backpackers a los cuales nos tuvieron que prestar incluso la ropa para ir medio decentes. :)


La noche dio para mucho, con los llamados piratas locales.

El último dia de nuestra experiencia gambiana lo dedicamos a ver los manglares en canoa desde Lamin Lodge. Nos enseñaron incluso un árbol enorme de unos 800 años donde pudimos adentrarnos incluso en su tronco y pedir algún deseo (Y si...).




Como guinda final visitamos durante hora el inmenso mercado de Serrekunda, donde los olores y la insistencia de la gente a comprar de sus tiendas, lo hacen toda una experiencia.

Volver a Senegal y con el objetivo de destino que nos pusimos sería toda una locura. Más cositas en el próximo post. Gambia, pais número 63....madre mia

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