El tiempo este invierno no está acompañando demasiado en la península ibérica, ni siquiera en Levante, pero no es una excusa de peso para parar con los viajes y sobre todo aprovechar la casa con ruedas que me agencié.
La ruta a finales de febrero tenía como objetivo visitar en furgoneta el Pais Vasco francés y alrededores.
Hice paradita en Madrid, para asistir al famoso Techno-House en La Cubierta, ya por fin, tras dos años de pandemia, con el pretexto de que una buena fiesta al año, no hace daño (y en este caso, dos). La resaca del dia posterior obligó a retrasar el camino un dia, que fue aprovechado no obstante para ver a los amigos y descansar.
El inicio de mi visita vasca empezaría en la costa bilbaína, donde la imponente iglesia de Gaztelugatxe retaba a las embestidas del mar en su islote metido en el Cantábrico. A dia de hoy, el sendero que lleva hasta la iglesia, se encuentra cerrado temporalmente por reconstrucción, pero sus vistas desde los acantilados aledaños hacen que merezca la pena acercarse.
No podía dejar la ocasión de ver a alguno de mis amigos vascos, aunque fuera un dia entre diario y por la mañana. El más disponible esta vez, fue George, mi gran apoyo y amigo en esa Suecia del año 2007, que aunque no sea vasco de nacimiento, ya anda dejando descendencia por allí ;) Me acerqué a Astigarraga, donde viven él y Ainhoa, aunque ella se encontraba trabajando y disfrutamos de una comida muy bestia en una de las sidrerias del polígono. Gracias por todo Habibi.
Tras el fugaz recorrido por la vasconia española, crucé la frontera hacia Francia pasando por Hendaya y haciendo noche en el puerto de San Juan de Luz.
Madrugué el dia después y me pateé las calles de San Juan de Luz, un pueblo costero con mucho encanto y con una bonita mezcla vasco-francesa.
De camino a Biarritz, me topé con la playa de L'uhabia, llena de unas pequeñas cabañas construidas con palos que no conseguí saber si eran fruto de una fiesta de dias anteriores, una obra de algún artista trasnochado o algún tipo de juego o tradición de la gente de la zona.
Llegué a Biarritz, uno de mis objetivos del viaje. Al ser un pueblo relativamente grande, decidí que llevaría su tiempo explorarlo y busqué un Hostel para pasar al menos una noche más cómodo y poder hacer uso de una ducha con agua caliente. Elegí Utopy Hostel, regentado por dos jóvenes surferas muy simpáticas y como dato curioso, era su primer cliente (ever), dado que el sitio era nuevo y abrían justo ese mismo dia 1 de Marzo. Ciudad espectacular que merece una visita y en la que pude incluso probar lo duro de un entrenamiento, dadas todas las cuestas que hay.
Quise seguir dirección norte y una senderista los dias anteriores me había hablado de una duna gigante a la altura de Burdeos. Pues allí que fui con ayuda de la querida Minerva, descubriendo que se trataba de la Duna de arena más alta de toda Europa, Dune du Pilat. Es un enclave genuino, metido en un gran bosque de pinos, seguido de la imponente masa de arena e inmediatamente después, el mar.
Con la ayuda de la app Park4Night, encontré un aparcamiento junto al mar a escasos metros de la duna, donde disfruté de un atardecer con arcoiris incluido y una buena cerveza vasca.
El tiempo empezó a empeorar y llegar a la ciudad de Burdeos me dio pereza por lo que decidí atravesar el Pirineo de vuelta y hacer alguna parada por pueblos pintorescos que me fuí encontrando, como Oloron de Sainte Marie o Borce-Etsau, donde hay un refugio de osos, que estaba cerrado al público en esos momentos. Antes de cruzar la cordillera, hay una impresionante fortaleza llamada Fort du Portalet construida en la roca de la propia montaña, que también se encontraba en restauración por lo que no pudo ser visitada.
Lo que si pude patearme bien fue la localidad de Jaca, situada ya en territorio aragonés y donde se encuentra la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales. En el centro de la ciudad también se sitúa la fortaleza medieval de Cidadela, donde hay varios museos y donde a dia de hoy, destaca en de las batallas en miniatura con soldaditos de plomo, toda una curiosidad.
Tras conducir más de 8 horas y recorrerme cerca de 1000 km ese dia, llegaría a las afueras de Teruel, donde dormí en un espacio habilitado para autocaravanas, ya en dirección sur de vuelta a Torrevieja. Antes de llegar de vuelta a mi ciudad, haría unas visitas peculiares a una zona de Valencia con mucha historia reciente, pero que contaré en el siguiente post.
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