Allá por el año 2010, tal y como sale reflejado en este propio blog, visitaba Atenas por primera vez en compañia de mi gran amigo Álvaro de mi etapa sueca. A decir verdad, y dado el gran volumen de viajes de la última década, de poco me acordaba más que de haber visto el Akropolis y tomarme tres cubatas por la ciudad. Pues bien, no era mala opción, volver a la que fue la capital de una gran civilización, y esta vez con la compañia de Daphne, su amiga Fani y Juanfran.
Volamos temprano por la mañana desde Budapest y sin dejar el equipaje en el apartamento, nuestra intención era visitar el Acrópolis directamente. El taxista nos hizo una parada previa en un sitio impresionante y que merece explicar brevemente su historia.
El gran y antiguo estadio de mármol blanco de Panathinaikó, donde se acogieron los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna hace ya más de 120 años. La estructura de gradas de mármol data del siglo IV a.C. y previamente había tenido asientos de madera, por lo que hablamos sin duda de una de las pistas de atletismo más antiguas y mermorables de la historia y todo ello en honor a la diosa Atena. Por otro lado, según las leyendas y la mitología griega, un héroe llamado Filípides, fue enviado a Esparta para pedir ayuda tras el desembarco de los persas en la ciudad de Maratón. Fue también el encargado de llevar la noticia de la victoria griega desde la misma ciudad de Maraton hasta Atenas, lo que inspiró la famosa prueba de atletismo de hoy en dia con distancia de 42 kilómetros y 195 metros.
Perdonar toda la chapa histórica, pero es que para un runner como yo, esto tenía un valor especial. Mis fotitos y videos corriendo por la citada pista, no pudieron faltar.
Después de dejar nuestras mochilas en un guardaequipajes, visitamos la archiconocida Acrópolis por fin. Un sitio, que por mucho que lo observes, no deja indiferente a nadie.
El intenso dia no paraba de darnos alegrias, y pudimos saborear un delicioso gyros original y disfrutar de las vistas que el apartamento ofrecía desde la terraza. El tiempo, por otro lado, acompañando en todo momento, soleado con temperaturas agradables. Noche especial también, porque era el cumpleaños de Fani y nuestra botella de champagne, no pudo faltar.
El dia siguiente decidimos alquilar un coche y tras dos horas de conducción presentarnos en las ruinas del Templo de Apolo en Delfos, otra maravilla de la antigüedad, todavía en buen estado y con unas vistas montañosas espectaculares. El pueblo aledaño de Delfi es una especie de resort invernal centrado en el turismo y con decenas de restaurantes y tiendas con prendas de abrigo.
El último dia por el pais Heleno, vimos el cambio de guardia en la Plaza Syntagma donde se ubica el Parlamento de Grecia. Es realizado por los evzones, una especie de guardia real-presidencial con unos trajes realmente ridículos en mi opinión. Parecen arlequines con pompones, sinceramente.
Paseamos por toda la ciudad, visitando la colina de Filopappou, las catedrales y ágoras cercanas al centro, el National Garden, el centro de conferencias de Zappeio y terminando nuestra ruta con unas copas de vino viendo el anochecer en la colina de Lycabettus.
Con esto dábamos por concluido el fin de semana con las chicas, y era hora de conocer un pais nuevo en compañia de Juanfran. Volaríamos a una isla muy curiosa pero que contaré en detalle en el siguiente post.
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