Hace dos años ya publiqué mi primer viaje por tierras croatas de la mano de Stepan, Lubos y Navrz. Dije que volvería a conocer el resto del pais, y es lo que he hecho durante algo más de una semana. En este caso, como no podría ser de otra manera, Carmen ha sido mi compañera de carretera. Pues bien vamos a relatar (en un post largo por partes) los cerca de 3.000 km que hemos conducido, los 6 paises por los que hemos cruzado y sobre todo la experiencia tan buena de conocer mundo :)
Salimos el Sábado al alba con destino Zagreb. Después de cruzar Austria y Eslovenia, nuestro objetivo era comer en la capital croata y darnos un paseo para bajar la comida por alli. Los planes cambiaron al encontrarnos un tráfico horrible unas decenas de kilómetros antes de llegar. Tiramos de ruta alternativa, gracias al mapa de carreteras europeo que teniamos, y sin que sirva de precedente nos salió bien la jugada, ahorrándonos la fila de coches y el peaje en la autopista. Decidimos pues llegar directamente hasta nuestro destino del dia, el Parque Nacional Plitvicka Jezera (Los Lagos de Plitvice). Encontramos un apartamento muy decente donde pasar la noche (por tan solo 10 euros por barba) y nos relajamos esa noche por el campo, ya que la visita al parque sería demasiado tarde para realizarla.
Al dia siguiente, no hubo excusas, el parque patrimonio de la Unesco fue pateado durante 5 horas. Una maravilla de sitio que podeis observar en las siguientes fotillos:
Tras la visita campestre, el primer baño de la temporada en el mar era más que obligatorio, y dirección Sur, llegamos hasta la localidad de Zadar, situada más o menos en el centro de la costa del pais. Empezamos a buscar algo situado cerca de la orilla y nos decantamos finalmente por un camping en un pueblo cercano llamado Sukošan. Compramos algo para cenar y una botellita de Martini para pasar una buena noche sobre la costa rocosa adriática.
Los puestos ambulantes de fruta en esta parte de Europa son muy habituales, y nos pusimos de Fikis (Higos) hasta las manillas :)
Bueno y tras unos chapuzones más que merecidos y una hippie-cena a la luz de luna, nos dispusimos a dormir en aquel camping. Carmen durmió en el coche (gran error: con la ventana abierta) y yo en el césped con el saco de dormir. La noche fue muy molesta gracias a nuestros amigos los mosquitos y no sé si sentirme orgulloso o directamente gilipollas, pero fui capaz de contar el número de picaduras que tuve al despertar y la cifra ascendió a 41 (bueno....como yo digo, una experiencia más).
El viaje continuó hacia el Sur el dia siguiente, pero dejemóslo para la siguiente entrada.
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