Llevaba tiempo dandole vueltas a una región de Europa algo desconocida por mi parte y creo que por mucha gente, la antigua Yugoslavia o la región geográfica de los Balcanes. Aún siendo verdad que son pocos los paises europeos que me quedan por visitar, algunos resistian a mis viajes como son el caso de Macedonia, Kosovo y Bosnia, los cuales centraré mi atención en los próximos post.
Para situarnos, habría que trasladarse a un mes y medio atrás y visualizar la siguiente ruta en el mapa:
Madrid-Bratislava-Skopje-Pristina-Podgorica-Mostar-Sarajevo-Zagreb-Balaton Lake-Budapest
La primera parada fue en Bratislava, la ya más que conocida y visitada capital de Eslovaquia, en la cual estuve cerca de 12 horas entre vuelo y vuelo. Mi interés era casi nulo en visitar sus calles de nuevo, asi que me dediqué a comer, cortarme el pelo y echarme una siesta en un parque. Entablé conversación también con una viejecilla a la puerta de un edificio abandonado y me alegré comprobar que mis limitados conocimientos de checo aún servían para comunicarse (sobre todo con ancianos).
El siguiente avión me llevaría a la capital de Macedonia, Skopje a altas horas de la noche, por lo que fue llegar al hostal y dormir prácticamente, eso si, con un nuevo sello en mi pasaporte :) Me encontraba una vez más, fuera de la Unión Europea.
Un nuevo dia empezaba y una nueva ciudad esperaba mi curiosidad exploradora. Visitado todo lo principal del centro de la ciudad: Tvrdina Kale Fortress, la casa en memoria de la Madre Teresa (si si, era originaria de Skopje), la mezquita Mustafa Pasa, el bazar, el puente Kameni Most, y la espectacular estatua Plostad Makedonija representando al gran Alejando Magno.
Una de las curiosidades de los monumentos de la ciudad era que estaban manchadas de bolas de pintura casi la totalidad de ellas. Más tarde me enteré que era una forma de protesta del pueblo hacia el Gobierno, dada la mala situación y pobreza del pais ante las majestuosidades y ostentosas estatuas y monumentos. En mi opinión, la pintura las hacía más bonitas, en una mezcla neo-punk futurista.
Hicé las primeras amistades en el hostal de turno y conocí a uno de los tipos más curiosos, el señor Daniel de Singapur, quién llevaba 2 años de backpacker sin coger medio de transporte, SOLO CAMINANDO desde Singapur. Madre mia!!
El dia siguiente me alejé del centro de la ciudad y fui a ver el lago de Matka, que más que un lago tiene más forma de fiordo. Hice algo de senderismo por los alrededores y me di una vuelta en baca motora culminando en una cueva la mar de bonita.
Era fin de semana y no contaba con que a la hora de comer el lago se convertiría en una colmena de gente que pasaría el dia allí de picnic. Las colas de coches eran infernales y el autobús que me había traido, no pasaría por allí más. Caminé unos kilómetros por la carretera con una pareja de turcos y tuvimos suerte que un coche paró y nos llevó amablemente hasta la famosa parada del bus.
Por otro lado, por la tarde batí mi record corriendo de 1 km, que lo bajé a 3 minutos 16 segundos :) Sería la felicidad de estar de nuevo viajando o que el agua macedonia te da superpoderes. Vería la final de la Eurocopa en el hostal con unas pizzas y cerveza y ya pensaba en mi siguiente parada, que sería la no muy turística capital de Kosovo, Pristina, a la que me trasladaría el dia posterior y que dejaremos para el próximo post.
Entre tanto, os adelanto ya cositas con el montaje final del video de la totalidad del viaje. Una vez más, la Gopro dio mucho juego.
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