Escuchado en los medios de comunicación y en los libros de historia desgraciadamente dada la guerra, eran las únicas referencias que tenía yo del pequeño pais de Kosovo. Tecnicamente para el Estado español, ni siquiera es un pais reconocido y le sigue dando nombre de región de Serbia, pero para más del 50% del mundo ya lo es desde su declaración de independencia en 2008.
Dadas estas particularidades y la escasa información y turismo español, era uno de los puntos clave de mi viaje.
Un escaso trayecto de 2 horas y media en autobus es lo que separa Skopje de Pristina, la capital más nueva de toda Europa. Sin estar integrado en la Unión Europea, la moneda nacional es el €uro aún así, supongo que para hacer más latente la separación con el estado serbio. primer shock al llegar a la ciudad fue el entusiasmo y agradecimiento que le tienen a Estados Unidos con banderas americanas por cada rincón y nombrando todas sus calles con motivos yankees (Avenida George Bush, Bill Clinton, escuelas americanas...). Esto se debe obviamente al pais que lidero la colacción de la OTAN en sus enfrentamientos con Serbia en 1999.
Tras la relativa paz (aún se ve latente la tensión entre albanos y serbios) la ciudad ha ido evolucionando y renovándose poco a poco. A mi llegada antes de la hora de comer, decidí patear durante todo el dia la ciudad y constatar que las partes más emblemáticas e interesantes se pueden visitar en un solo dia: El monumento NewBorn (representando el nacimiento de un nuevo pais), el museo de la independencia, el estadio nacional de fútbol, la catedral de Nene Tereza con su espectacular vista desde su torre y por último destacar el que esta considerado como el edificio más feo del mundo: La Biblioteca Nacional. El arquitecto y diseñador se coronó en este último :)
Me alojé en un hostal regentado por voluntarios americanos del estado de Texas y conocí al único español en todo mi viaje que también trabajaba allí. Curiosamente todo el mundo habla perfecto inglés por la ciudad y las chicas he de decir que llamaban mucho la atención :)
Pasaría la mañana del dia siguiente en la piscina más grande que ví jamás. Me habían dicho que era de hecho la más grande de toda Europa, pero por Internet he encontrado datos de una en Polonia y otra en Turquia que deben de ser aún más grandes. Aún así, impactante la susodicha en el parque nacional de Germia.
El resto del dia lo pasaría en el hostal bebiendo alguna cerveza y decidiendo cual sería mi siguiente destino. La tesitura se encontraba en la política tan simpática de sellado de pasaporte que tiene Serbia con respecto a esta región. La cuestión es que si se entra a Kosovo desde Montenegro, Albania o Macedonia (como era mi caso), teoricamente es ilegal desde un punto de vista serbio, ya que estas en su territorio sin tener el sello en el pasaporte (el de Kosovo es invisible e indiferente para ellos). Mi idea inicial era llegar a Sarajevo atravesando Serbia, pero dada esta regla absurda mi paso por territorio serbio sería ilegal a la vez de imposible, por lo que decidí ir dirección Oeste adentrándome en Montenegro.
Cené en un pueblo llamado Fierza aún en territorio kosovar y llegué a Podgorica, la capital montenegrina de madrugada. Las opciones de bus eran varias: Dubrovnik, Sarajevo o Mostar. Pero todas ellas con una espera eterna en una ridícula estación de autobuses a la que había llegado después de 7 horas por unas carreteras montañosas y exhaustas. Un taxista me llevó a una casa de huéspedes algo alejado del centro de la ciudad y decidí dormir unas horas para más tarde coger otro autobús que me llevaría a... (dejemos la incógnita para el siguiente post).
Temazo irlandés...