lunes, 29 de septiembre de 2025

Norway 2025: Åndalsnes, Geiranger

Totalmente equipados, empezábamos una pequeña ruta por el centro de Noruega, zona que no llegué a alcanzar en mi tour de 2013, guiado por una autóctona y con muchas ganas.

Conduciendo la Fiat Ducato del tio de Marianne, llegamos a un camping a las afueras de la población de Åndalsnes, tras casi 5 horas de carreteras entre fiordos, cascadas y montañas. Los paisajes de cuento nos acompañaban todo el camino y con el clima y la temperatura no pudimos tener más suerte. 

Una vez instalados en el camping, disfrutamos de una horita y media de sauna y chapuzones rápidos en el rio de agua helada. Hicimos nuestros primeros hot dogs en las barbacoas de un solo uso y contemplamos las estrellas en un entorno idílico.



El reto que tendríamos al dia siguiente sería completar la ruta de Romsdalseggen, un camino de dificultad alto subiendo hasta 1200 metros de altitud por montaña con pasos aéreos, con rocas sueltas y en muchas ocasiones la necesidad de trepar o semi-escalar. Son unos 10,5-11 km de ruta hasta el funicular y otros 3 o 4 hasta llegar abajo y al camping de nuevo. A nosotros nos llevo unas 9 horas todo el recorrido.





Es una de las rutas más famosas de Noruega, pero sería por la temporada baja, porque nos cruzamos a poca gente, disfrutando de una de las vistas más impresionantes y vertiginosas que recuerdo hasta el momento. Toda una aventura, donde pasamos calor, frio, sed y soltamos mucha adrenalina.



Todo acabó como no podría ser de otra manera con un merecido baño en el rio de agua helada de nuevo.

Nuestra siguiente parada sería el fiordo de Geiranger, el cual se sitúa una hora y media más al sur y hace falta pasar un ferry con el coche y cruzar la serpenteante carretera de Trollstigen. Uno de los fiordos más conocidos y visitados de Noruega por su espectacularidad y fácil acceso para cruceros y embarcaciones. Nosotros por nuestra parte alquilamos una pequeña lancha motora para darnos una vuelta por los primeros tramos del fiordo pasando muy cerca de varias cascadas y granjas vikingas ancestrales situadas en la cima de los acantilados.




Después de un par de noches disfrutando de las vistas, de baños matutinos en aguas heladas y de barbacoas de salchichas, pusimos rumbo de nuevo al norte pero por otra ruta. Decidimos ir dirección Kristiansund pasando por la carretera atlántica, Atlanterhavsvegen, que consiste en una serie de puentes, túneles y carreteras sinuosas que pasan de islote a islote por un paraje de nuevo muy pintoresco y bonito.




Dormimos en el parking de una pequeña área de servicio con vistas a unos lagos cerca de la población de Øydegard con un buen paseo por las granjas aledañas para estirar bien las piernas y con otro tramito más de conducción la mañana siguiente, volvíamos a Lade, Trondheim para descansar en nuestra parada final. Unos 800 km recorridos en 5 dias que dejan este recorrido:

Toda un experiencia en la cultura noruega de la mano de la señorita Marianne que hizo el viaje más increíble si puede. Vuelta a España con nuevos retos personales y profesionales y por supuesto, planeando la siguiente escapada, que es muy pero que muy pronto.


jueves, 18 de septiembre de 2025

Norway 2025: Trondheim

Hace ya una docena de años que hice mi primera y única incursión en Noruega y era hora de volver junto a mi compañera de aventuras como anfitriona y dejándome llevar en un país que no te deja indiferente.

Primera lección, que hasta el día de hoy tenía algo confusa en mi cabeza, los países nórdicos no son exactamente lo mismo que los países escandinavos. Los nórdicos se refieren a los del norte de Europa siendo Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, sin embargo, los escandinavos sólo se refieren a la península homónima englobando, por tanto, a Noruega, Suecia y Dinamarca.

Nuestra base de operaciones sería la ciudad de Trondheim, ciudad natal de Marianne y más concretamente el famoso barrio de Lade, donde nos alojaríamos cómodamente en su casa familiar. Situado en una pequeña colina de cara al fiordo, la casa tiene unas encantadores vistas a la isla de Munkholmen, usada como cárcel en la antigüedad.


El primer día tras el descanso del viaje fue destinado a pasear por los senderos de Ladestein, donde pasamos praderas y acantilados dentro del fiordo de Trondheim y donde me empecé a mentalizar de la gran afición por caminar de los noruegos.

El día después lo dedicamos a patearnos la ciudad en sí, pudiendo comprobar que se trata de una población bastante grande (la tercera del país) y con mucho encanto. El tiempo nos sonreía (y lo hizo durante las dos semanas) y las visitas fueron mucho más bonitas y coloridas. El centro histórico, la plaza central con el monolito de Olaf Tryggvason, el bryggen (puente viejo) que conecta las orillas del rio Nidelva con sus casas y comercios de colores, la Catedral de Nidaros (la situada más al norte de todo Europa), las casitas de pescadores de Ilsvikora e incluso el puerto donde disfrutamos de nuestra primera sopa de pescado. 

       

La siguiente caminata sería acompañados de sus padres por los bosques de Gronlia y el lago de Skjellbreia, a pocos kilómetros de Trondheim, y donde el sol seguía radiando fuerte afortunadamente y nada común por esas tierras.

Entre Lade y el centro de la ciudad, hay un asentamiento curiosísimo llamado Svartlamon, con un concepto parecido al de Christiania en Copenhagen. Casas, calles y negocios con decoraciones artísticas, moda okupa-punk y asentamientos de gente que vive de manera alternativa. Paseamos por sus calles e incluso compramos algún CD retro para escuchar en la aventura de los dias posteriores. Está frente a un gigantesco búnker de hormigón denominado Dora, construido por los nazis en el tiempo de la ocupación, que es digno de contemplar por la ingeniería masiva del lugar. 


Fuimos a cenar al Tyholttarnet (la torre de televisión), un restaurante giratorio situado a 75 metros de altitud (de los 125 que tiene la torre) donde se puede ver toda la ciudad con unas vistas privilegiadas.



Seguimos disfrutando de Trondheim un par de dias más, haciendo algunas compras, paseando por el Botanic Garden, haciendo fotos chulísimas de los atardeceres de Munkholmen y visitando amistades de Marianne. A destacar el enceuntro fortuito que tuve con una máquina del tiempo, el DeLorean.


       

El dia 6 de septiembre era muy esperado, ya que habíamos planificado desde hace meses, nuestra participación en los 10 km de la Maratón de Trondheim. Curiosamente lo llaman la "Milla Escandinava", una equivalencia que desconocía totalmente. Una pasada de carrera, con medalla final y la primera competición de la señorita Marianne.


Los dias en Trondheim fueron una maravilla, pero era hora de conocer más partes de Noruega, y tuvimos la suerte de que el tio de Marianne nos dejara su caravana, totalmente equipada, para hacer una rutita de otros 5 dias que ya contaré en el siguiente post.