martes, 17 de septiembre de 2019

Transnistria, the country that doesn´t exist

Uno de los objetivos de mis viajes suele ser visitar sitios nuevos y aprender de primera mano la historia de cada uno de ellos. Pues bien, la siguiente zona, no tenía ni la más remota idea de que existía y apuesto a que la mayoría de vosotros tampoco.
Parece ser que en en 1990 la región que hay al Este del rio Dnister, declaró su independencia unilateral de la República de Moldavia, lo que culminó en una guerra civil en 1992 coincidiendo con el colapso de la Unión Soviética. Es un pais de facto, ya que controla sus fronteras, tiene su propia moneda, pasaportes, ejército, gobierno y demás, pero no es reconocido internacionalmente por ningún Estado soberano ( a excepción de los tampoco reconocidos estados de Karabaj, Abjasia y Osetia del Sur). El "pais" en cuestión es conocido como Transnistria o Transdniester (haciendo referencia al rio) o en ruso como Pridnestrovia. Es una zona autogobernada con un sistema soviético con muchos guiños a Rusia pero sobre todo a la ya extinguida URSS. De hecho en esta región la lengua rumana desaparece por completo y se habla 100% ruso. También hay mucho de política geoestratégica en el lugar, ya que Rusia tiene un consulado y ha desplegado miles de militares por el territorio sin consentimiento obviamente de Moldavia.
Por curiosidad si lo buscais en los mapas, no existe ninguna frontera política (aunque sí fisica, que es la del propio rio) y se denomina Unidad Territorial Autónoma con Estatus Jurídico Especial Transnistria.


Mi curiosidad fue la culpable de coger un autobús desde la capital moldava con destino Tiraspol, la considerada capital de Transnistria. Crucé una frontera militar donde me dieron un visado de 5 dias pero sin sello en el pasaporte. Y a mi llegada me sentí como si hubiera viajado en el tiempo quizás 40 o 50 años. Es la zona más soviética que he visitado hasta el momento, con sus estatuas de Lenin y la hoz y el martillo por todos los lados.



Tuve que llevar dinero en efectivo para poder cambiar allí, dado que sus bancos no admiten las visas o mastercard occidentales. Y también tuve problemas para encontrar el hostal ya que la cobertura y el gps del móvil tampoco funcionaban. Pero ¿qué esperaba? Estaba en un sitio que no existe. Los nacionales de Transnistria no pueden viajar con su pasaporte fuera del pais, por lo que algunos tienen nacionalidad moldava, ucraniana o rusa. La contradicción llega hasta el punto que tienen visado gratuito en los otros 3 paises no reconocidos, a los cuales no pueden llegar de ninguna forma porque no tienen aeropuerto.


Me alojé en un hostal muy acojedor donde sorprendentemente llegaban backpackers tan fuera de lo corrientes como yo. Aproveché la tarde para darme un paseo por las calles principales de Tiraspol y de darme un baño en el disputado rio Dnister donde, a su modo, tenían una "playa".


Llegaron unos polacos, que habían conducido desde Wroclaw hasta allí, y me convencieron para salir un rato por la noche a las peculiares fiestas en los barcos soviéticos. Consistía en un barco que navegaba un rato por el rio con música estridente a todo volumen del folclore ruso y donde los alcohólicos locales daban sus últimos tumbos antes de dormir. Toda una experiencia dificil de describir.


Al dia siguiente yo quería haber reservado un tour a sitios abandonados que ofrecía el hostal, pero por falta de gente no fue posible. Sin embargo, en el flyer donde había descubierto la existencia de Transnistria había un número de contacto. Tras una buena campaña de márketing por whatsapp me convenció a mí y a un alemán de hacer un tour con él al que se unirían otros dos españoles que regogeríamos en el tren.



El tour en sí no fue nada especial, sobre todo para lo caro que fue (25 € por barba pagamos). El personaje en cuestión, nos enseñó varios edificios mientras nos contaba historias muy aleatorias y carentes de interés. Visitamos la ciudad de Bendery, también dentro de los "límites" transnistrianos pero en la parte moldava del rio. Allí hay una fortaleza que puede ser lo más remarcable de todo el pais, muchos monumentos a la guerra, con sus tanques y sus símbolos leninistas. Visitamos un parque de atracciones semiabandonado e incluso un museo en la antigua estación de tren.

 








Nuestro guia, al que no daré la más mínima publicidad, nos abandonó en Bendery mientras el se iba a su verdadero trabajo de oficina y nos citó 2 horas más tarde en una cantina soviética para almorzar. El comedor no tenía desperdicio.

 

Una cosa supercuriosa también eran una tirada especial de monedas del año 2014 que eran de plástico. Una frikada bestial.


Y aquí empieza la verdadera aventura porque me puse malísimo. Es de 1º de mochilero no beber agua del grifo en zonas poco desarrolladas, pero después de preguntar a varias personas y que me dijeran que era totalmente potable y quizás tras más de 1 litro de agua....llegó una gastronteritis vírica de grandes proporciones. La noche la pasé prácticamente en el baño del hostal y los dolores de barriga no cesaban y mi deshidratación cada vez era más evidente. Por la mañana apareció incluso fiebre por lo que la mujer del hostal me propuso que me viera un médico. Al no poderme mover, la ambulancia vino a por mi. ¡Qué ambulancia señores! Típico carro de combate de la II Guerra Mundial donde me tuve que meter y acabar en el hospital. Y...... ¡que hospital señores! Eso parecía sacado de una película de Tarantino, con grandes posibilidades de coger más infecciones o simplemente desaparecer del mapa. Pero ahi estaba yo aguantando como un jabato mis horas de hospitalización y mis antibióticos y suero por vena. No quiero ni recordar los detalles. Por cierto, todo gratis, el sistema comunista es lo que tiene.



Sentirte vulnerable diplomáticamente acojona un poco la verdad, ya que me encontraba en una región sin protección consular y aunque aparentemente segura, es donde se concentran los mayores traficantes de armas de Europa del Este.


Mi viaje se veía truncado por salud y decidí quedarme en el hostal a recuperarme 3 dias más. No sé si publicitar a LikeHome Hostel por el gran trato recibido por esa familia liderada por Eugenia será suficiente para agradecerles todo lo que hicieron por mí.


Haber estado enfermo, el trauma hospitalario, que mi amigo Tobi no vendría finalmente a Odessa en Ucrania (el siguiente punto en teoría) y que tampoco estaba en mi mejor momento anímico, propiciaron que mi viaje acabara aquí. Volví a Chissinau cuando tuve fuerzas y cogí un vuelo de vuelta a España. Con sus respectivas 3 semanas por Torrevieja para rematar y vuelta a los entrenos.

Por cierto...siguiente destino en pocos dias...

miércoles, 11 de septiembre de 2019

Moldova

Dejé la Unión Europea para adentrarme en el pais menos visitado de toda Europa, la República de Moldavia. Quizá por su escaso márketing internacional, por su posición geográfica poco cómoda o estratégica o por su relación con la antigua Unión Soviética (de la que hablaré en el siguiente post) la verdad es que reciben la triste cifra de unos 10.000 turistas al año. También es el pais más pobre y de menos renta per capita de Europa, lo que hace a su vez que sea económicamente atractivo para el bolsillo por lo menos. Y ahí estaba yo, dispuesto a ver con mis propios ojos el por qué de estos datos.


Cogí un autobús desde Iasi y tras cruzar la frontera y en unas 4 horas (para recorrer 146 km señores, asi que imaginar el estado lamentable de las carreteras) llegaba a la capital moldava, Chisinau. Mis primeras impresiones fueron parecidas a las del norte de Vietnam o Bielorrusia, arquitectura y trasfondo postsoviético e infraestructuras obsoletas y carentes de funcionalidad. No es un turismo para todo el mundo, dado que lo que en el oeste entendemos como ocio prácticamente no existe y la belleza o interés monumental o histórico es muy cuestionable.


Hice el check-in en un hostal rarísimo que estaba en la última planta de un centro comercial y que conectaba con una cafetería llena de gatos que tanto está de moda entre los hipsters y que me hizo los desayunos más amenos. 


El dia posterior lo tomé en su totalidad al explorar y exprimir la ciudad al máximo y decidí para ello pedalear en una bici que alquilé en un negocio que encontré por casualidad. Visité los dos parques del centro con su Arco del Triunfo particular y su gran iglesia ortodoxa, el museo etnológico, el Rose Valley Park al sur de la ciudad y la cosa más bizarra que encontré fue un circo permanente abandonado de la época comunista.






Pude corroborar la poca actividad turística de la ciudad y el aburrimiento que puede generar, sobre todo si viajas solo, pero que a su vez es muy común en paises ex-soviéticos como ya mencioné antes. Pero sorprendentemente el mayor atractivo (y probablemente el único) son las bodegas de vino más grandes del mundo que se encuentran a pocos kilómetros de la ciudad. La más grande se llama Milesti Micci superando los 200 kilómetros en túneles subeterráneos y donde se almacenan varios millones de botellas.
Yo por mi parte decidí visitar la 2ª más grande, la llamada Cricova con sus 120 kilómetros de bodega. La mejor manera de hacerlo es pronto por la mañana, cuando se puede visitar sin reserva previa y en inglés. La visita consiste en un par de horas guiadas en un trenecito por variasde las zonas de la bodega y con una pequeña degustación de sus vinos más famosos.



Me pareció una ciudad interesante aunque solo recomendable para gente con inquietudes fuera de lo común y viajeros empedernidos. Una cosa que me llamó mucho la atención fue su mezcla lingüística, ya que la mitad de la gente habla rumano (o moldavo como dicen ellos) y la otra mitad ruso.


Y con esto coloreaba un poquito más mi mapa europeo, siendo Moldavia mi 54º pais visitado (del mundo). Pero el plato estrella del viaje llegaría después con el siguiente ¿pais? ...


lunes, 9 de septiembre de 2019

Romania: Brasov, Bucharest, Iasi

Llegamos por fin a Brasov, la ciudad con más encanto y más visitada de toda Rumanía y encima el dia de mi cumpleaños. Recibí un bonito regalo a distancia de mi hermano, que consistía en otro vuelo más, que de momento no desvelaré su destino.
Brasov es una ciudad medieval, como muchas de las que quedan en Transilvania pero que es muy conocida por su gran oferta cultural y por su cercanía a varios castillos que más tarde mencionaré.


Nos pateamos todo el centro de la ciudad y nos alojamos en el Hostel Centrum House, que ofreció una noche inolvidable en el bar que tenía en el sótano, coincidiéndo allí 3 cumpleaños al mismo tiempo. Mucho palinka y cerveza tuvieron la culpa de que Juanfran y yo visitáramos la discoteca del pueblo.

Decidimos quedarnos un dia entero más y subir mediante un telecabina el monte que defiende la ciudad y donde se contemplan unas vistas más que recomendables. Bajamos por una ruta de senderismo de una hora y media siempre alerta de la presencia de osos salvajes bastante frecuente.




Tras comer, recogimos a Andrés, el voluntario guatemalteco del hostal que estaba interesado en visitar nuestra próxima visita, que era el famoso castillo de Peles. Las carreteras rumanas brillan por su faltade infraestructura y cuando encima le sumas una afluencia masiva de coches para visitar estos castillos, se traduce en literalmente 3 horas de tráfico para recorrer apenas 40 km. Merece la pena, sin embargo, dada la belleza y majestuosidad de uno de los castillos más modernos y lujosos del siglo XIX. La picaresca española nos hizo ahorrarnos algo de dinero pagando solo la visita a la planta baja (aunque la hiciéramos completa) y siendo estudiantes una vez más.


 
 
 

Después de la visita al castillo merendamos una pizza en el bonito pueblo de Sinaia, donde se ubica el citado castillo y volvimos a Brasov a descansar. Hubo tiempo incluso para un entreno corriendo por las calles empedradas de la ciudad.

Seguimos nuestro viaje el dia posterior con una frustrada visita al santuario de los osos ya que estaba cerrado. Y como no podía ser de otra manera pasamos por el archiconocido castillo de Bran, en el cual gira toda la leyenda y el folclore de Drácula, cuando en realidad no tiene ninguna relación con el personaje histórico de Vlad Tepes. El complejo se compone de decenas de tiendas de souvenirs, una cola infumable para entrar en el castillo (cosa que no hicimos) y alguna atracción como el "Horror Passage" de cuestionable calidad. Una foto de rigor, y desde lejos...


Dejando atrás el turismo dominguero, y tras encontrar un camino alternativo propiciado por un accidente múltiple que cerró la carretera durante horas, llegamos a la sinuosa carretera de Transfagarasan. Considerada la carretera más bonita del mundo según Top Gear, la verdad es que sus vistas no dejan indiferente.

 



Por el camino vimos las ruinas del verdadero castillo que habitó Vlad Tepes, llamado Cetatea Poenari y la gran presa de Barajul Vidraru.

Y aqui llega uno de los momentazo del viaje. Avistamiento de un oso salvaje a escasos dos metros de nuestro coche en la citada carretera. Un ejemplar precioso y un gran minuto para el recuerdo.


El dia había sido bastante largo, y llegar hasta la capital rumana era demasiado, por lo que decidimos pasar la noche por el camino en una pequeña localidad llamada Corbeni, donde descansamos y nos nutrimos con un gran desayuno al dia siguiente.

Llegaríamos a Bucharest y decidimos pasar toda la tarde en un fantástico complejo de Spa´s al norte de la ciudad, totalmente recomendable si se pasa más de 1 dia en la capital. El sitio se llama Sands of Therme y es el más grande de toda Europa Central y del Este. Tiene 3 areas recreativas con diferentes tarifas, Galaxy, Palm y Elysium. Nosotros pagamos por las dos primeras y pudimos disfrutar de varias piscinas cubiertas y exteriores a distintas temperaturas, baños turcos aromáticos, saunas e incluso un pequeño parque acuático para echarnos unas risas.


El último dia de Juanfran y Marcos lo pasaríamos con la más que obligada visita al Parlamento. Datos a destacar de esta mole de edificio:
- 2º edificio más grande del mundo, tras el Pentágono. 1º edificio administrativo más grande del mundo.
- Construido por mandato del dictador  Cauchescu, que paradójicamente nunca llegó a usar dada su ejecución previa. No quiso proveerlo de aire acondicionado por miedo a que lo envenenaran. Las escaleras reales de mármol interiores fueron reconstruidas hasta 6 veces para ajustarse a su pisada y a la de su mujer.
- Existen varios búnkers y párkines subterráneos con una profundidad de 9 pisos. Hay alrededor de 1000 habitaciones, de las cuales en la visita solo te enseñan una docena de ellas.
- Todos los materiales para su construcción, al igual que la gente que trabajó en ello eran rumanos en su totalidad.
- Cauchescu mandó demoler o incluso mover (con unas técnicas de railes y poleas faraónicas) cualquier edificio a 7 km a la redonda del Parlamento para que pudiera ser visto mejor. Y su fachada origina una gran avenida con tantas fuentes como provincias rumanas hay y con un ligero guiño al estilo de los Campos Elisios de Paris.


 

 

Tras pasar la mañana entre historia y datos curiosos, dejamos nuestro Dacia Duster en el aeropuerto y así despedirme de la parejita de colegas que hicieron Transilvania mucho más divertido. Yo por mi parte me alojé en un hotel a apenas 15 minutos andando de la terminal ya que a mi próxima ciudad llegaría en avión.

Y así llegamos a mi última parada rumana, la ciudad de Iasi (pronunciada "ias") al noreste del pais y muy cerca con la frontera moldava. El primer dia aproveché para cortarme el pelo, entrenar cerca del rio y visitar un par de bares. El dia de después mis zapatillas recorrieron varios kilómetros visitando todo lo posible la ciudad: Union Square, The Metropolitan Cathedral, The Catholic Cathedral, Three Hierarchs Monastery, National Theater, Dosoftei House, St Nicholas Church, Barboi Church, Great Synagoge y el impresionante Palace of Culture con sus hermosos jardines.


 



Para seguir innovando, decidí contactar con el grupo de corredores de la ciudad a través de Facebook y unirme a ellos a un entreno de trail que tendría lugar a la mañana siguiente por un bosque cercano. Muchisimas gracias por la acogida al equipo de Running Iasi que me fueron a buscar en coche al hostal y me iniciaron en la carrera por montaña a la que le he empezado a pillar el tranquillo.

 
 

Mi siguiente paso, sería el pais vecino, pero contémoslo en el siguiente capítulo...